Este proyector de Samsung pesa sólo 680 gramos, tiene lentes Carl Zeiss, un cable D-Sub para conectar el PC, conexiones de audio y vídeo y un diseño espectacular. Lo peor: sólo puede proyectar a 800 x 600 pixel. Lo mejor: cuesta unos 726 euros. Lo absurdo: no puede proyectar cintas porno en Super-8 del Cinexin.