El desarrollo, llamado MyLifeBits, trata de capturar toda una vida a través de artículos, libros, tarjetas, CDs, cartas, documentos, fotos e imágenes, presentaciones, vídeos domésticos o grabaciones de voz, además de llamadas telefónicas, registros de chats, y programas de televisión y radio, almacenándolas todas digitalmente.
Gordon Bell, el prestigioso investigador jefe del proyecto le llama a esto la “memoria subrrogada”, y se trata de guardar todos esos datos ‘transcribibles’ o con la posibilidad de ser almacenados a un sistema capaz de gestionar toda esa información para luego dar acceso al usuario a la misma.
Para lograr el propósito, no obstante, hay que estar preparado: Bell dispone de un par de dispositivos que sacan fotos o graban sonido cuando él quiere almacenar esos contenidos para la posteridad. La llamada SenseCam que según la temperatura del cuerpo detecta que en ese momento se quiere sacar una foto.
Esa ingente información ocupa mucho espacio, claro, pero nunca se sabe lo que uno puede necesitar recordar en el futuro, así que el sistema trata de almacenarlo todo, pero teniendo en cuenta que el coste de los discos duros sigue bajando a marchas forzadas, las posibilidades son reales.
vINQulos
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