Microsoft podría llevar ante la justicia americana al buscador más universal con una acusación de monopolio tras la salida al mercado de Chrome.
En lugar de centrarse en la difusión de su nueva versión de Internet Explorer, el gigante de Redmond intentará evitar la expansión de la beta de Google.
La firma ha anunciado que estudiará minuciosamente el navegador de la competencia, así como sus enlaces, motor de búsquedas y nuevo software ofimático, según recoge The Inquirer.
La argumentación del rey del software se basa en tres posibles cuestiones: el aceso a una gran cantidad de información por parte de Google, el conflicto de intereses entre esta información y la publicidad que vende y la supuesta indiferencia hacia los derechos de propiedad intelectual.
Microsoft está preocupado y es comprensible. En tan sólo 9 horas tras el pistoletazo de salida del navegador, Chrome ya obtenía un 1 por ciento en el mercado de la navegación.
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