Cuando recientemente Apple presentó sus procesadores Silicon M1 nada hacía sospechar que podíamos estar ante una nueva era informática.
Y un paso decisivo podría ser que un nombre tan importante como Microsoft se apuntase a esta corriente. Sería toda una revolución que por primera vez en casi medio siglo que la empresa de Redmond prescindiese de los procesadores Intel y apostase por fabricar sus propios procesadores con arquitectura ARM.
La arquitectura ARM lleva más de una década dominando el mercado de la telefonía móvil pero no fue hasta hace unos pocos años que empezó a correr el rumor de que Apple podría introducir este tipo de procesadores (y además de fabricación propia) en ordenadores. Algo que finalmente ha sucedido y que en buena parte tiene que ver con dos cuestiones: movilidad , potencia y agenda propia.
Aunque también se usan en ordenadores de sobremesa, la proliferación de los ordenadores portátiles ha ayudado a que se valore la autonomía, el tiempo que el usuario puede pasar lejos de un enchufe.
Pero un segundo elemento nada desdeñable es que ya hace algún tiempo que los procesadores ARM que montan los dispositivos móviles pueden rivalizar en potencia con los ordenadores portátiles y de sobremesa. Esto hace posible que sean una opción plausible.
Y finalmente, y no menos importante, ser el fabricante de tus propios procesadores te permite no depender de cuándo aparecerá una nueva generación de procesadores que te permita presentar tus propios nuevos ordenadores.
Tendremos que comenzar a acostumbrarnos a otros nombres, más allá de los Intel o AMD que siempre hemos asociado a los PC. Para quienes como Apple no fabrican sus propios procesadores ARM se recurre a la gran referencia en el sector, Qualcomm o a MediaTek.
Ahora se sumaría Microsoft, que estaría planeando diseñar sus propios procesadores ARM con el objeto de integrarlos en Azure, su Nube de servicios a empresas, sin descartar montarlos también en la gama Surface.
El reto será conseguir que todo el ecosistema de Windows 10 funcione sin problemas sobre la arquitectura ARM, porque los procesadores tienen la potencia suficiente pero al no poder emularse las aplicaciones x86-64 persiste ese “cuello de botella”. Algo que Apple ha conseguido de forma admirable gracias a ese “traductor” de aplicaciones que es Rosetta 2, una emulación transparente para el usuario y de gran efectividad.
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