Microsoft Iberica considera la multa de Bruselas “decepcionante”
Microsoft Ibérica asegura que la multa de Bruselas no juzga a la compañía “de hoy” sino a la de hace nueve años.
Las reacciones ante la confirmación de la multa por parte del Tribunal de la Unión Europea no se han hecho esperar. La presidenta de Microsoft Ibérica, Rosa María García, ha señalado que la sentencia es “decepcionante”, porque da la razón a la Comisión Europea en los puntos principales de la demanda, que ha supuesto una multa de 497 millones de euros para la compañía. García aseguró que desde el origen de la demanda Microsoft “ha cambiado mucho”, y que la sentencia ha permitido a la compañía nuevas “reflexiones”, pese a que no juzga a la actual compañía sino “a la de hace nueve años”.
En declaraciones a Europa Press, García aseguró que el fallo es, pese a todo, “clarificador” y que no fuerza a la compañía a cambiar “porque ya había cambiado”. La directiva de la multinacional ha recordado que la compañía ya había respondido a la mayor parte de las cosas que se le había pedido, como la cuantía de la multa, que estaba depositada desde diciembre de 2004, el lanzamiento del Windows sin Media Player, y la entrega de protocolos de comunicaciones para los competidores.
Entre las cosas positivas de la sentencia, apuntó a que es “clarificadora” porque indica que, al añadir nuevas funcionalidades a sus sistemas operativos, “hay que hacerlo dando la opción de no incorporarlas”, tal y como han hecho con Windows Vista, o bien “poniendo una funcionalidad tan flexible que los competidores se integran de forma estándar”, explicó.
Además, según señaló, en la sentencia “se reconocen los derechos de Microsoft sobre su propiedad intelectual, que puede ser cedida a cambio de un precio adecuado”. “Podemos dar la explicación de cómo funciona el producto pero sin enseñar el código fuente”, indicó. Por eso, apuntó a que el nuevo Windows Vista “no ha recibido quejas, y, si las hubiera, sabrían cómo actuar”.
Por último, la sentencia les reconoce también, según García, la posibilidad de cobrar a sus competidores por la venta de productos basados en los suyos, lo que supone “el reconocimiento de la propiedad intelectual de Microsoft”.