El pasado 5 de marzo, WhatsApp anunciaba que ya no renovaría automáticamente las licencias, por lo que los usuarios del popular servicio de mensajería en Android tendrán que pagar para seguir utilizándolo. Aunque el precio puede calificarse de irrisorio, 0,89 euros al año, menos que una cerveza, la decisión de WhatsApp acaparó tuits y comentarios. La polémica estaba servida, así como el boom de aplicaciones de mensajería instantánea que de momento son gratuitas.
Nada más conocerse la noticia de que WhatsApp sería de pago también para Android, las redes sociales empezaron a echar humo. Detractores y partidarios de la medida se enzarzaron en una discusión sin fin, defensores unos de castigar a la compañía estadounidense pasándose a otras aplicaciones y seguidores otros de la tesis de que 90 céntimos no suponen un quebranto económico para nadie.
Los primeros criticaban el “abuso” de ofrecer primero una aplicación gratuita y después cobrar por mantener el servicio. Otros denunciaban que WhatsApp no ofrece ventajas sustanciales frente a otras aplicaciones similares que justifiquen el cobro, por pequeño que sea. Y un número significativo de usuarios mostraba sus reticencias a dar su número de tarjeta de crédito a una entidad sin presencia física y de la que desconocen hasta qué punto es segura.
Los defensores de la medida empleaban principalmente el argumento del precio: 0,89 euros es una cantidad ínfima comparada con lo que cuesta un Samsung Galaxy S3 o un HTC One. Eso sin contar el ahorro que supone con respecto a los ya arrinconados SMS: con lo que costaban seis mensajes de los de antes se amortiza la tarifa anual de WhatsApp, argumentaban. Y algunos iban más allá, criticando la cultura del ‘todo gratis’ tan extendida en nuestro país, la negativa a pagar por un bien o un servicio porque éste es virtual.
Tras varios días de polémica, en los que surgió el rumor de que WhatsApp volvería a ser gratuito, posteriormente desmentido por su fundador Jam Koum, probablemente nada resuma mejor la situación que la afirmación de un usuario en Twitter: “WhatsApp es libre de cobrar y yo soy libre de cambiarlo por Line”.
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