Menos es más
La estética parece haber ganado la partida a la funcionalidad en el mundo tecnológico. Juan González de la Cámara, director general de Grammata, habla de algunos añadidos que son más “adornos” que auténticas prestaciones necesarias para la sociedad.
Pongamos como ejemplo la funcionalidad de pantalla táctil la cual permite entre otras cosas pasar las páginas con el dedo. Bien, también consume algo más de batería y se pierde algo de ángulo de visión. En algunos lectores también produce brillo. Adicionalmente, el lector digital se encarece…
¿Qué sentido tiene pues poder pasar las hojas con el dedo sin con ello pierdo calidad en la lectura? ¿No sería dar un paso atrás después de haber conseguido que la lectura en un eReader sea igual que un libro en papel?
Existen ejemplos en el mercado que demuestran que muchas veces proporcionar a los usuarios objetos o servicios sencillos pero que realmente cubran sus necesidades es sinónimo de éxito. Para muestra un botón: en los años ochenta, el SMS se pensó como una manera de avisar al usuario, entre otras cosas, de llamadas perdidas o mensajes en el buzón de voz, sin embargo pocos creyeron que el SMS sería usado como el medio para enviar mensajes de texto de un usuario móvil a otro y que, con el paso de los años, se convertiría en una de las principales fuentes de ingresos de los operadores de comunicaciones.
La idea de que un dispositivo es mejor cuantas más funcionalidades ofrece no siempre está justificada. Por eso, a la hora de elegir el dispositivo que se necesita, conviene tener en cuenta que “menos” puede acabar siendo “mucho más”. En la actualidad, parece que el principal objetivo de los proveedores es ofrecer al usuario el máximo de opciones y funcionalidades. Como consecuencia de esta “escalada” continua, se han creado dispositivos que se han vuelto demasiado complejos, incómodos e ineficientes para el fin original para el que fueron concebidos y que intentan satisfacer las necesidades de un “super-usuario”, que en realidad no existe.
La pregunta final que deberíamos hacernos sería ¿qué es realmente lo que me ofrece un eReader? La respuesta es simple: la posibilidad de leer un gran número de contenidos digitales con una calidad de lectura como en papel en dispositivos con un consumo de batería mínimo que nos permita movilidad e independencia durante semanas de fuentes energéticas.
Siempre habrá quienes opten por funcionalidades adicionales, y habrá quienes prefieran la simplicidad, los proveedores deberemos ofrecer alternativas para ambos, y será el consumidor final quien elija de acuerdo a sus preferencias; ahora bien, el exceso de prestaciones puede dar lugar a desvirtuar el propósito original, una información veraz y concreta al usuario final que se aleje de modas y tendencias inmediatas es la mejor alternativa.