“Me veo en Silicon Valley liderando mi propia empresa”
Luis Iván Cuende comenzó a programar con 11 años. A los 12 descubrió Linux. Y apenas unos meses después ya estaba creando lo que ha sido su proyecto estrella: Asturix. Y lo hizo sin pensar lo que vendría, de forma espontánea. “Creo que una parte importantísima del emprendimiento está en la espontaneidad del proceso de creación”, sentencia.
Tiene 15 años y ya es el responsable de un sistema de software libre e innovador basado en Linux. Y ambiciones no le faltan: aspira a crear su propia startup en Silicon Valley.
Es un ejemplo de las ganas de hacer y del talento de los más jóvenes que sin embargo, ve obstaculizadas sus aptitudes por un sistema educativo al que califica como “uno de los problemas para emprender”.
Su pasión y candor por lo que hace pueden intuirse a partes iguales. Tiene una web a la que titula: El Pingüinario de Luis Iván, una especie de cuaderno de bitácora sobre su proyecto y sus pasiones. Echando un vistazo a su currículum vitae a más de uno le gustaría acercarse a la mitad de su experiencia.
Participó en 2010 en la Campus Party de Valencia y se llevó el premio a uno de los 20 mejores proyectos innovadores y este año ha sido una de las sorpresas al subir al escenario y micrófono en mano, explicar su nueva versión de Asturix, distribución GNU/Linux basada en Kubuntu dirigida a usuarios finales y empresas. Ahora, como todos los jóvenes de su edad, vuelve al cole.
Asturix, al contrario de lo que podría suponerse, no es un homenaje a su ciudad natal. Su forma de ver el mundo de forma práctica le hizo optar por ese nombre pensando en la distribución asturiana, pero todas sus expectativas iniciales resultaron ser demasiado humildes. Asturix ya está instalado en más de 20 países.
Luis Iván es un joven entusiasta, nativo digital, que emplea sus horas libres en la programación. A la pregunta de si se imagina un mundo sin internet su respuesta es contundente. “Me parece el mayor logro de la humanidad”, asegura. Aunque tiene claro que si no existiera seguramente ya estaría manos a la obra “trabajando para crearlo”.
Entre las clases y los exámenes el jovencísimo emprendedor consigue sacar tiempo para programar y comparte la fórmula. “Creo que si haces cosas que te gustan el tiempo no es problema”, asevera.
Crítico con el sistema educativo español, no se deja “alienar” y confía en que trabajando duro conseguirá sus metas. No sabe lo que le deparará el futuro, pero sabe hacia dónde quiere enfocarlo tras pasar por la universidad, claro. “Me veo en Silicon Valley en no muchos años, pero no trabajando para una gran empresa, sino liderando la mía”.