¿Están preparados los españoles para utilizar tecnología biométrica en sus procesos de pago? O, al menos, ¿están interesados en probarla?
Una encuesta de Visa entre titulares de tarjetas de crédito en España desvela que existe un interés generalizado por los pagos biométricos. De hecho, la mayor parte de los propietarios de tarjetas están familiarizados con la autenticación biométrica, aunque no son muchos los que se han relacionado con sus distintos métodos de forma reciente. Entre las razones se encuentran la falta de soporte por parte de su entidad bancaria y de sus propios dispositivos, así como la necesidad de formación sobre esta tecnología.
El reconocimiento de huellas digitales es el único método de identificación biométrica que la mayoría de la gente (un 68 % de los encuestados) ha utilizado ya. La mayoría también sabe qué son el reconocimiento facial, de voz y la exploración ocular, mientras que la biometría conductual y el reconocimiento de patrones de venas son tipologías más desconocidas.
Frente a las fórmulas tradicionales de pago, los métodos biométricos tienen fama de ser más seguros, rápidos y fáciles de utilizar. Por orden de seguridad, el reconocimiento dactilar es el más valorado, seguido del escáner ocular. En tercer lugar se sitúa el más tradicional código de acceso único. Por su parte, el reconocimiento facial y el reconocimiento patrón de venas se clasifican mejor que el código PIN, la contraseña e incluso que el reconocimiento de voz. Los peor valorados son la firma y las preguntas de seguridad.
Cabe señalar que un 62 % de los españoles que han respondido a la encuesta ha dejado a medias una compra online en algún momento, ya sea por no tener su tarjeta a mano, por un error en el código de acceso único, por problemas para iniciar sesión o por no acordarse de su contraseña.
Si a esto se le suma que solo un 29 % usa una contraseña única para sus cuentas, la necesidad de implantación de soluciones de biometría parece evidenciarse.
Para que la biometría triunfe en España, hay que superar ciertos temores, como el miedo a que la tecnología no funcione, la privacidad o el coste. En cambio, ya se aprecian beneficios de los nuevos métodos como no tener que recordar múltiples contraseñas y códigos PIN, que el método de autenticación biométrica no se puede perder o como su fortaleza, ya que son únicos para cada pago.
La adopción de los datos biométricos probablemente acabará realizándose a través de entidades bancarias y redes de pago, que son las instituciones en las que más se confía para almacenar este tipo de información.
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