Desde la aparición en los años 50 del lenguaje de programación de alto nivel Fortran de la mano de otro histórico de la industria informática, IBM, el trabajo de los desarrolladores no ha hecho más que revitalizarse. Desde todas partes, en la cuna empresarial o al calor de grandes aficcionados, han aflorado cientos de lenguajes imperativos, funcionales, lógicos, orientados a objetos, dinámicos, compilados, interpretados, de procesamiento por lotes… creando tal entramado de familias en el mundillo de la programación que hoy en día nadie sería capaz de aprender a manejar todas las opciones existentes. Y aún así, no se ha dicho la última palabra. La evolución constante de la tecnología y el imperativo de cubrir nuevas necesidades hacen que cada año se sumen a la lista de lenguajes de programación más alternativas.
Lo mismo quiere hacer Cray, conocido por sus diseños de potentes superordenadores, con Chapel que también ha nacido al amparo del programa HPCS y que bebe de múltiples fuentes: desde lenguajes tradicionales como el anteriormente nombrado Java, C o C++ hasta el mismísimo Fortran o MATLAB, pasando por ZPL y proyectos anteriores de Cray, a pesar de que su desarrollo está algo más verde. Entre sus máximas preocupaciones se encuentran la abstracción de algoritmos paralelos del hardware subyacente y su portabilidad. Y uno de sus mayores atractivos es la denominada programación multirresolución que permite a quienes trabajan con él crear prototipos de aplicaciones con código altamente abstracto e ir completando los detalles a medida que se define su funcionalidad. ¿Otra ventaja? Está disponible bajo una licencia de código abierto BSD.
El advenimiento de los lenguajes “open source”
Es por eso que, para ganar reconocimiento, junto al truco de la apertura muchos lenguajes novatos apuestan por la familiaridad. La innovación está bien, pero puede ser un lastre si no se respeta la tradición y los logros de tantos años de investigación. Los desarrolladores no querrán volver a aprender todos los conceptos de gramática base desde cero para programar sus aplicaciones. Referentes como C, Limbo, Modula, Newsqueak, Oberon, Pascal y Python han ayudado a Google a sacar a la palestra a Go, una propuesta que fue anunciada en noviembre 2009 y cuya primera versión estable llego dieciséis meses después, en marzo de 2012. Por algo su finalidad es combinar la velocidad propia de los lenguajes dinámicos con la seguridad y el rendimiento de los lenguajes compilados en grandes volúmenes de binarios, mejorando la productividad del nuevo software y consiguiendo que las personas implicadas se diviertan. Eso sin perder de vista la posibilidad de extenderse por el entorno de servidores del gigante de Mountain View.
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