Tras los negativos resultados de los últimos trimestres, Lexmark ha decidido afrontar una completa reestructuración de su negocio abandonando el segmento de impresión con tecnología de inyección. Dejará de fabricar estos dispositivos, aunque mantendrá los servicios de soporte a los usuarios y venta de cartuchos de tinta.
La reestructuración implica el despido de unos 1.700 trabajadores y el cierre en 2015 de su planta en Filipinas. El coste total de la operación podría superar los 160 millones de dólares. En la actualidad Lexmark cuenta con una fuerza de trabajo de 13.300 empleados.
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