Desde que Stratasys se hiciera con la startup MakerBot por 400 millones de dólares en 2013, parece que no levanta cabeza. En manos del gigante de la impresión 3D, MakerBot ha fijado unos objetivos muy ambiciosos que le está costando mucho alcanzar y que está llevando a una importante reestructuración de la empresa.
A principios de año Jonathan Jaglom se convirtió en CEO de Makerbot, tras pasar por el cargo el fundador Bre Pettis, que dejó la compañía un año después de la adquisición, y posteriormente Jenny Lawton, que sólo duró unos meses en el cargo para dejarlo por un puesto ejecutivo en Stratasys.
En abril, con Jaglom ya en el cargo, MakerBot decidió despedir al 20% de su plantilla en ese momento. Pero parece que esto no ha sido suficiente y ahora han optado por despedir a otro 20% más. El resultado es que la compañía no sólo reduciría considerablemente sus gastos, sino que al contar con menos de 400 trabajadores tampoco necesita tanto espacio.
Con la nueva reestructuración, MakerBot dejará también una de sus sedes en Industry City, en Brooklyn, recolocando a sus trabajadores en sus oficinas centrales, aunque mantendrá su fábrica en la misma zona.
Stratasys y Jaglom justifican los despidos y la reestructuración con el lento ritmo de crecimiento del mercado de consumo de la impresión 3D, que hace de sus planes algo demasiado ambicioso y que deben plantear de otra forma si no quieren seguir recortando.
Girará en torno a tres temáticas: desinformación, contrainteligencia y credenciales expuestas.
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