Sí, como si del protagonista de El Perfume se tratara, la cámara Madeleine está preparada para recoger el aroma de cualquier cosa y “atraparlo” en un frasco para su posterior deleite.
Su funcionamiento es sencillo, pero no por eso menos sorprendente. Primero colocamos de donde provenga el olor en un recipiente de cristal, que está conectado a la aromacámara por unos tubos. El componente central posee un bomba que aspira el aroma y que permite que, al colocar una “trampa” de resina, éste se quede en ella.
Al cerrar el frasco el aroma permanecerá en el mismo, pudiendo utilizarlo directamente para recordar el olor o para enviarlo y que lo analicen, de manera que puedan recrearlo y enviarte copias del mismo cuando quieras.
La “aromagrafía” pasa gracias a Madeleine de concepto a algo tangible y muy fácil de realizar por culaquiera sin necesidad de aparatos costosos o complejos. Ahora sólo queda que esta tecnología no caiga en las manos equivocadas, como por ejemplo el equipo de Jackass.
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