Entre los efectos que propone el estudio se encuentran el incremento de la actividad en la región del cerebro que gobierna las emociones y una reducción de la actividad de la parte ejecutiva del cerebro, la que se asocia con el control y la concentración.
“Nuestro estudio sugiere que jugar con un cierto tipo de juegos violentos puede tener efectos a corto plazo en las funciones cerebrales, efectos que no se producen cuando se juega con otro tipo de juegos menos violentos pero también excitantes”, explicó Vincent P. Mathews, profesor de radiología en la escuela universitaria de Medicina de Indianapolis.
El doctor Mathews y sus colegas basaron su estudio en una población de 44 adolescentes que jugaron primero con un juego violento (Medal of Honor: Frontline) y después con uno no violento (Need for Speed: Underground) durante 30 minutos.
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