Al parecer, dos de cada tres austriacos ven con buenos ojos que se restrinja el uso del móvil en los trenes y autobuses de la ciudad, o al menos que se utilice en modo vibrador.
El alcalde de Graz, Siegried Nagl, comentó en la televisión austriaca que “la gente necesita saber que no tiene el derecho de hablar todo el tiempo por teléfono”. Y los austriacos no son los únicos que piensan así. La semana pasada, un representante estadounidense decidió hacer una propuesta de ley para evitar que sus conciudadanos utilicen el móvil en los aviones, y desde hace ya tiempo la compañía de ferrocarriles francesa utiliza la misma política.
Incluso los escandinavos, que no dan muchas voces al hablar, han empezado a ofrecer compartimentos “silenciosos” en los trenes para aquellos que no quieren oír el zumbido de los móviles.
Otra cosa es que estén teniendo éxito. En Estocolmo, la red de transporte público (metro, tren y bus urbano) ha tenido que retirar sus “zonas libres de llamadas” después de 10 meses. La gente no las respeta, eso es lo que pasa.
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The Inquirer UK
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