Parece que la sede central de la compañía estadounidense en Guangzhou fue tomada por agentes de la policía china por presuntos servicios ilegales, incautándose incluso los teléfonos móviles corporativos.
No es la primera vez que ésto le ocurre a Uber, recientemente la policía francesa registró las oficinas de la compañía en París como parte de una investigación por presuntos servicios ilegales.
Mediante un comunicado la Comisión de Transporte de Guangzhou informó que se estaba llevando a cabo una inspección a Uber, alegando que la empresa contrataba vehículos particulares que no estaban cualificados para ofrecer servicios de pasajeros, perturbando de esta manera el mercado del transporte.
Además la Comisión sostiene que el modelo de actividad de Uber constituye un “negocio ilegal”, y que se continuará reprimiendo a los operadores ilegales. Por esta razón, los conductores de Uber en China han sido multados previamente, manteniendo sus vehículos confiscados.
Esta situación no es una novedad para Uber, que ha mantenido constantes polémicas en todos los países en los que ha pretendido instaurar su actividad, incluida España.
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