La dura competencia entre los operadores de telecomunicaciones españoles ha tenido como consecuencia, sumado a la crisis económica, una pérdida de valor conjunta de más de 7.440 millones de euros.
El contexto de operadoras low cost, la caída de ingresos y la incertidumbre ante la salida de la pandemia de la COVID-19 han obligado a los operadores a sanear sus fondos de comercio en cifras multimillonarias.
Así Orange lo ha hecho por valor de 3.702 millones de euros, Vodafone se ha depreciado en 840 millones de euros mientras tanto estas empresas como Movistar perdían respectivamente 440 millones de euros, 682 millones de euros y 152 millones de euros con respecto a 2020.
A cambio algunos de los “pequeños” operadores de telecomunicaciones sí han obtenido ganancias, tanto en clientes como en cuota de mercado. Por ejemplo MásMóvil pasó de ingresar 1.301 millones de euros en 2017 a ingresar 1.930 millones en 2020, como muestra de su crecimiento tras adquirir Yoigo y aún con terreno por delante para el crecimiento tras adquirir recientemente Euskaltel.
Gracias a ello el beneficio bruto de explotación previo a deducir gastos financieros de MásMóvil se ha elevado, pasando de 238 a 642 millones de euros, mientras que Vodafone y Orange veían como se reducía este dato en sus cuentas.
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