Los más extraños casos de pérdidas de datos con final feliz
Desde iPads atropellados por un coche hasta ordenadores rociados con ácido clorhídrico.
La información es la columna vertebral de cualquier empresa que se precie. Tal es su importancia que buena parte del devenir de la compañía dependerá del correcto almacenamiento, gestión y análisis de los datos. Otro indicador que muestra la relevancia de la misma es el ataque de pánico de aquel empleado que por un descuido o por la implicación de factores externos, pierde información corporativa.
Con prácticas como el BYOD, los datos además se exponen con mayor frecuencia a esos factores, lo que multiplica la exposición de los intereses de la empresa. Es por ello que resulta vital contar con un plan de recuperación de datos rápido y eficaz, que evite fugas y pérdidas de información sensible.
Kroll Ontrack, proveedor de recuperación de datos y gestión de información se ha enfrentado a los más inverosímiles incidentes que ha enumerado a través de un comunicado. Todos ellos eso sí, con un final feliz: los datos se salvaron en todos los casos.
Desde un disco duro metido por error en un cesto de ropa sucia y más tarde en la lavadora, hasta un iPad aplastado por un autobús y otro sumergido en agua salada al lado de un pozo petrolífero de Nigeria. Estos son algunos de los llamativos casos a los que se ha enfrentado la compañía.
Más allá de los accidentes –que por muy extraños que parezcan, no dejan de ser fruto de la conjunción azar y mala suerte- la empresa cita otros casos de diferente naturaleza. Es el caso de un –incauto- empleado estadounidense que tras ser despedido eliminó los datos a los que tenía acceso. Lo hizo a través de la red Wi-Fi de un restaurante de comida rápida, lo que facilitó su identificación.
Menos incautos fueron los ladrones que tras entrar a robar a un centro de spa en Australia decidieron borrar todas las pistas vertiendo ácido clorhídrico por los dispositivos electrónicos que hallaron a su paso.
Casos de ataques de malware o de fallos en los servidores que culminan con la imposibilidad de acceder a los datos, son otros de los retos –algo más ordinarios, eso sí- a los que se ha enfrentado Kroll Ontrack.