Los fallos de iOS, supervisados por el mismo responsable de los errores de Apple Maps

Josh William es un director de rango medio encargado de supervisar la calidad del software para iOS. No será culpa suya de manera directa pero lo cierto es que dos de los mayores fallos de Apple en los últimos tiempos relacionados co el software han pasado por sus manos.

Su labor es, precisamente, detectar errores de este tipo y atajarlos antes de que el programa de que se trate llegue al público, cuando algo falla se producen las consecuencias a las que estamos asistiendo y que más allá de provocar el bochorno generan problemas a muchos usuarios que serían más felices sin tener que preocuparse de que sus dispositivos móviles recuperen el correcto funcionamiento.

Williams fue reasignado tras los fallos de Apple Mapas pero se mantuvo a cargo de las pruebas de iOS. Lo que a muchos extraña es como se producen fallos de este tipo teniendo en cuenta que precisamente por su sistema cerrado con software propietario para hardware propio debería ser más sencillo para la casa de la manzana mordida poder controlar el adecuado funcionamiento de estos dos elementos.

Williams, que lidera un grupo de más de un centenar de empleados dedicados a probar el nuevo software antes de ponerlo a disposición del público, lleva trabajando para Apple desde el año 2000 y de hecho está asignado al control de calidad del software para iPhone desde los primeros momentos de desarrollo del dispositivo.

En un trabajo conjunto con otros supervisores como el vicepresidente de producto para iOS y Mac, Kim Vorrath o Craig Federighi, vicepresidente de ingeniería de programación, se establece cuáles de los errores detectados deben solucionarse de manera inmediata y cuáles pueden ser objeto de reparación más adelante, incluso una vez que ya esté a disposición de los usuarios. Así los errores se etiquetan como P1, P2 o P3 en función de la urgencia para repararlo, siendo los P1 los de máxima prioridad, pudiendo incluso detenerse la producción de un dispositivo en presencia de un fallo de esta categoría.

Los fallos de tipo P2 y P3 tienen como consecuencia que se comienza a trabajar en una actualización de software que los solucione incluso antes de que la versión inicial del software se ponga a disposición del público a fin de que mientras tanto la versión completa pueda instalarse en los dispositivos según van saliendo de la línea de producción, aunque posteriormente haya que actualizarlos.

Por otro lado no hay que olvidar que en muchas ocasiones los ingenieros que prueban las versiones más actualizadas del software no tienen acceso a los últimos modelos de iPhone/iPad hasta el mismo día que comienzan a venderse al público de manera que hasta ese momento realmente no se ha podido comprobar por competo la totalidad del software, razón por la que a cada presentación de un nuevo dispositivo suele suceder una actualización de iOS poco después.

Por último cabe destacar que el hecho de que un departamento pueda dar el visto bueno a una parte del trabajo no significa que sea compatible con el resto. Es decir, el departamento encargado de comprobar el funcionamiento de la conectividad puede dar su visto bueno pero causar algún conflicto con otra característica del hardware o del software, que podría ser lo que ha sucedido en este caso.

Volviendo a Josh Williams, y por concluir, está claro que si tu desempeño es estar a cargo del control de calidad todos los dedos apuntarán a ti cuando se produzca algún error en este sentido, aunque no debemos olvidar el mencionado equipo de más de un centenar de empleados a su cargo. Cuando el desastre de Apple Mapas otro miembro del grupo, el vicepresidente de producto Richard Williamson, fue despedido así como Scott Forstall, vicepresidente a cargo del software de dispositivos móviles de Apple. Tendremos que aguardar para comprobar si Williams también sobrevive a este fallo.

vINQulo

Bloomberg