Los dueños de bares, hoteles o tiendas con conexión Wi-Fi no son corresponsables de infracciones contra el copyright
Así lo cree el Abogado General del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en caso de que los clientes usen su red Wi-Fi gratuita para cometer acciones ilegales que afectan a obras protegidas por derechos de autor.
¿Tiene obligación los propietarios de un negocio que ofrece Internet gratuito a sus clientes a vigilar que no se cometan delitos a través de su conexión inalámbrica? El Abogado General del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, Maciej Szpunar, cree que no.
Spuznar ha dado su opinión sobre un caso acaecido en Alemania, donde una obra musical fue ofrecida de forma ilegal a través de la conexión Wi-Fi de un negocio vinculado a sistemas de iluminación y sonido. Se ha concluido que el dueño del negocio no es la misma persona que violó los derechos de autor, pero desde Munich, un Tribunal Regional ha pedido a la Unión Europea que aclare si quien ha ofrecido la conexión para su uso público y gratuito tiene algún tipo de responsabilidad, aunque sea indirecta, dado que su red era insegura.
Szpunar dice que no se puede obligar a que el acceso a una red inalámbrica que alguien usa como complemento a otra actividad económica, que es su actividad principal, sea segura simplemente para velar por los derechos de autor. Y es que el propietario de una tienda, hotel o bar que opere esa red sólo podría garantizar que todo está correcto cesando el funcionamiento de la conexión, vigilando las comunicaciones trasmitidas por los usuarios o estableciendo una contraseña de acceso.
Esto, para el abogado, “no sería coherente con el requisito de un justo equilibrio” de la protección del copyright y de la libertad a realizar negocios. Al final se estarían entorpeciendo también comunicaciones lícitas, atacando a las libertades de expresión e información.
“Cualquier obligación general de asegurar el acceso a una red Wi-Fi, como medio de protección de los derechos de autor en Internet, podría ser una desventaja para la sociedad en su conjunto y una que podría superar los beneficios potenciales para los titulares de los derechos”, concluye Maciej Szpunar. Ahora hay que ver si los jueces del Tribunal de Justicia piensan lo mismo.