Los discos duros resisten: 139 millones de unidades vendidas en 2020
En un mundo donde la inmensa mayoría de los dispositivos electrónicos de uso cotidiano son portátiles y usan almacenamiento de estado sólido, los tradicionales discos duros se resisten a desaparecer.
Ya decía Samuel Clemens (más conocido como Mark Twain) que “las noticias sobre mi muerte han sido algo exageradas”. Y probablemente muchos pensarían que a estas alturas los discos duros tradicionales, mecánicos, los de toda la vida, eran algo residual, minoritario y en vías de extinción. Se equivocan.
Y es que a lo largo de 2020 llegaron a venderse más de 139 millones de unidades de disco duro, una cifra inferior a las ventas durante el año anterior aunque, a cambio, lo que aumentó fue la capacidad de almacenamiento de los que se vendieron. Estos discos duros tienen cada vez menos cabida en los diseños progresivamente ultrafinos de los ordenadores portátiles (para qué hablar de tablets o smartphones. Además de la del espacio van perdiendo frente a la memoria de estado sólido la batalla por la velocidad y el consumo de energía.
Con todo, aún hubo 84 millones de discos duros tradicionales que durante 2020 tuvieron como destino equipar ordenadores portátiles. En algunos casos como unidad de almacenamiento individual, en otros como complemento, al combinarse almacenamiento SSD para el sistema operativo junto con programas y datos de uso frecuente, quedando reservado el disco duro para almacenamiento de datos.
A cambio los equipos de sobremesa y los servidores continúan valiéndose de los discos duros tradicionales en una proporción importante, como lo demuestra que el total de los dos tipos de estos dispositivos de almacenamiento alcanzó durante 2020 los 259 millones de unidades.
Seagate, el líder
En cuanto al ranking del sector, queda de la siguiente manera la cuota de mercado de los principales fabricantes:
- Seagate: 42 % (110 millones de discos duros)
- WD: 37 % (96 millones de discos duros)
- Toshiba: 20 % 42 % (52 millones de discos duros)
Merece la pena destacar que algo más de 49 millones de discos duros tuvieron como destino dispositivos no estrictamente informáticos: videoconsolas, grabadores domésticos de medios y sobre todo discos duros portátiles y externos.