Procedimientos alternativos
La Comisión Europea reconoce la contribución a la seguridad de las técnicas biométricas, pero considera que no es un sistema “totalmente exacto” y presenta problemas que atentan contra la privacidad, por lo que habría que buscar procedimientos alternativos.Esta conclusión está contenida en un informe hecho público por Bruselas sobre el impacto en la sociedad de la introducción de sistemas de identificación biométricos (huellas digitales, reconocimiento del iris o de imagen facial), como los que se pretende generalizar en los pasaportes o documentos de viaje.
“La biometría va a contribuir a hacer las fronteras de Europa más seguras; facilitará el paso de fronteras y reforzará la fiabilidad de los documentos de identificación, contribuyendo así a la creación del Espacio europeo de justicia, libertad y seguridad”, señala un comunicado del Ejecutivo comunitario. Sin embargo, también argumenta que hay que tener en cuenta algunos problemas que presentan estas técnicas.
Problemas
Entre ellos, el hecho de que no son eficaces en un 100 por cien de los casos, ya que hay un 5 por ciento de la población que, por minusvalías de diferentes tipos, no puede ser identificada por la huella o el iris, según resalta la portavoz comunitaria de Investigación, Antonia Mochan.
Además, se dan algunos casos en los que dos personas tienen el mismo iris, por lo que es necesario tener en cuenta esa posibilidad de error o no reconocimiento y hay que buscar un sistema que permita incluir a esas personas y garantizar su identificación, agrega.
Al mismo tiempo, la Comisión considera que es necesario adoptar estos sistemas “en pleno respeto a los derechos fundamentales” de los ciudadanos, precisa por su lado el portavoz europeo de Justicia, Libertad y Seguridad, Friso Roscam, quien recuerda que ya existe un supervisor europeo de protección de datos.
Garantías
No obstante, el informe de la Comisión indica que son los Estados miembros los que deben proporcionar las garantías necesarias en materia de respeto a la vida privada y de protección de datos, de forma que se controle el uso de los datos biométricos y se impida su uso ilegal. Todas estas garantías son especialmente importantes si se tiene en cuenta el aumento de la presencia de los identificadores biométricos en la vida cotidiana de los ciudadanos.
El futuro está muy cerca
En un plazo medio, como puede ser 2015, los alumnos tendrán que pasar un sistema de entrada biométrico en el colegio; los adultos encenderán los coches mediante un escáner que identificará su huella dactilar y los abuelos deberán identificarse a la puerta de las guarderías para poder recoger a sus nietos.
En el hogar, un instrumento que acumulará toda la información técnica sobre la casa se activará mediante un escáner del iris, que podrá también utilizarse para permitir o impedir la entrada de visitantes. Además, los sistemas de reconocimiento de caras podrán usarse en los transportes públicos para detectar a los viajeros que no han pagado su billete; los pagos a través de Internet serán más seguros y se evitarán problemas tan sensibles como el intercambio de bebés al nacer en los hospitales.
Pero ante todos estos avances, los expertos de la Comisión que han elaborado el informe consideran que la pregunta esencial es: “¿Qué coste estamos dispuestos a pagar para lograr una alta seguridad?”.
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