Además del resto de coches y los peatones, los coches autónomos tienen que enfrentarse también a las dificultades y retos que supone convivir con los ciclistas en las calles y carreteras. Las bicis son para los coches autónomos algo especialmente complicado, debido a que son más pequeñas e impredecibles que el resto de vehículos, y no cuentan normalmente con indicadores luminosos.
Las últimas novedades en los sistemas de conducción autónoma de Google se han dedicado especialmente a este problema, y ahora los sensores de los coches son capaces incluso de detectar los gestos que los ciclistas realizan con los brazos y manos para indicar un giro.
Junto con esto, y sus nuevos sistemas de aprendizaje automático para reconocer las bicis y sus diferentes tipos, así como las posibles intenciones de los ciclistas, los coches autónomos de Google saben cómo aumentar las precauciones para evitar accidentes, incluso en condiciones tan complicadas como cuando los ciclistas circulan por la noche.
Se trata sin duda de una buena noticia, tanto para el sector de los coches autónomos, como para los ciclistas, que con la llegada de los coches autónomos podrían encontrarse con calles más seguras para ellos y verse involucrados en menos accidentes, ante ciudades que en su mayoría todavía no están totalmente preparadas para que las bicicletas sean un medio de transporte cada vez más extendido.
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