Fueron en total 7,84 millones de acciones que volaron en el parqué neoyorquino. Basta con echar un vistazo a las cifras: desde el precio inicial de las acciones, fijado en 45 dólares, los títulos de LinkedIn se despiden de su primera jornada en Wall Street con un incremento del 109%, vendiéndose a 94,25 dólares.
Pudo haber sido mejor: hacia el ecuador de la sesión, sus acciones, bajo el símbolo LNKD, se dispararon un 146%, llegando a comprarse por 122 dólares. En total, LinkedIn alcanza un valor de 10.000 millones de dólares, una cifra similar a la de Twitter.
Unos números de impresión teniendo en cuenta que el escepticismo jugaba en su contra: a pesar de su explosiva salida a Bolsa, LinkedIn todavía no tiene vías de financiación clara establecidas, y, tras su creación en el año 2003, entró por primera vez en beneficios en 2010, cuando recaudó 15,4 millones de dólares. La operación de hoy otorga a la compañía un valor que está casi 700 veces por encima de sus ganancias en el último año.
Ante este panorama, no es de extrañar que muchos se echen a temblar ante lo que se ha llamado la “burbuja de las redes sociales”, con reminiscencias a la crisis de las “puntocom”, que estalló hace unos diez años, precisamente el tiempo transcurrido desde que una compañía no firmaba un estreno en Wall Street como el de LinkedIn.
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