La Unión Europea ha sido la institución más ágil a la hora de legislar el desarrollo de la inteligencia artificial. La brusca irrupción de esta tecnología en nuestras vidas obligaba a acelerar la tramitación de una legislación sobre esta materia, con el fin de salvaguardar los derechos de los ciudadanos y evitar los riesgos que podría tener un uso descontrolado de la misma.
Tras varios años de trabajo, y coincidiendo con la Presidencia de España de la UE, el Parlamento Europeo y el Consejo alcanzaron un acuerdo el pasado mes de diciembre sobre los puntos básicos de la nueva Ley de Inteligencia Artificial. Aunque los principales aspectos de la nueva regulación estaban definidos desde hace meses, como contábamos en Silicon.es.
El texto que finalmente se ha anunciado establece cuatro niveles de riesgo en torno al uso de la inteligencia artificial. Y también especifica las multas en caso de incumplimiento, de lo que ya informábamos.
Los expertos se muestran satisfechos con el acuerdo alcanzado. “La ley supone un avance para la protección de los derechos humanos frente a prácticas invasivas o poco éticas en Europa, a la vez que busca promover el desarrollo tecnológico. En un momento de expansión de la inteligencia artificial, sienta las bases para evitar posibles malas praxis que puedan afectar a la libertad individual, como la vigilancia biométrica o la influencia en el voto”, declara Sonia Martínez Requejo, profesora de Educación e Innovación Educativa de la Universidad Europea.
Igualmente, José Antonio Pinilla, presidente y CEO de Asseco Spain Group, incide en que “el enfoque principal consiste en implementar medidas de protección y restricciones para el uso de sistemas de identificación biométrica en entornos públicos”.
Asimismo, remarca que “se espera de manera optimista que esta nueva legislación desempeñe un papel crucial al equilibrar la tecnología con los derechos civiles, buscando así mitigar en gran medida cualquier impacto negativo en la sociedad”.
Martínez Requejo afirma que la ley responde a las expectativas que tenía el sector. “Llevamos tiempo pudiendo acceder a los borradores y aproximaciones normativas previas y no ha habido sorpresas. En mi opinión, el reglamento es bastante equilibrado y coherente con textos previos sobre inteligencia artificial en territorio europeo”, asegura.
En cualquier caso, habrá que estar atentos a su desarrollo. “Este proyecto normativo debe ser traducido al lenguaje jurídico, donde se especificarán requisitos, medidas y sanciones. Dada su naturaleza pionera, representa una novedad para las empresas que operan en el continente. Superar la fase inicial de expectación será el principal desafío para adaptar la actividad económica a las nuevas necesidades de los usuarios europeos”, detalla Pinilla.
Además, recuerda que “se trata de una regulación nueva, de la que no tenemos precedentes, por lo que estoy seguro de que, a medida de la tecnología avance, serán necesarias nuevas regulaciones”. Así pues, hace hincapié en que “las instituciones públicas deberán seguir de cerca el avance en materia de innovación tecnológica para poder legislar en consecuencia”.
“Lo importante en este momento es la predisposición a la regulación, ya que, en este primer paso donde los cambios son constantes, sería inviable poder marcar una regulación que se anticipe a lo que puede suceder en los próximos meses”, reconoce.
La profesora de la Universidad Europea recalca que “es una ley pionera, que influirá a otras y que opta por poner a las personas en el centro de la innovación tecnológica”. “Las recomendaciones de buenas prácticas dirigidas a empresas que desarrollan modelos de inteligencia artificial no son suficientes para garantizar la transparencia de dichos modelos ni los derechos fundamentales de la ciudadanía. Es preciso un marco normativo común que establezca los mecanismos para que la inteligencia artificial esté al servicio de las personas y no al contrario”, especifica.
Por otro lado, el CEO Asseco cree que “la iniciativa de la UE al introducir esta ley no sólo tiene implicaciones a nivel regional, sino que también establece un precedente global”. “Esta ley se erige como un modelo a seguir para la regulación en países fuera de la comunidad europea, los cuales seguramente estarán observando y tomando nota de las medidas que se pondrán en marcha. La intención es que estos países extracomunitarios puedan imitar y adaptar los elementos clave de esta ley, con el fin de evitar quedar rezagados en comparación con otros mercados”, aclara.
En definitiva, considera que “la UE no sólo busca regular su propio espacio, sino que también contribuye a orientar y fomentar prácticas éticas y responsables a nivel global”.
Esta ley fija ciertos límites en el uso de la inteligencia artificial, por lo que las empresas tendrán que adaptarse. “Establece un marco claro para el desarrollo y la utilización de la inteligencia artificial. Esto ayuda a las empresas a establecer procesos claros que ayudan a reducir limitaciones como sesgos o problemas de seguridad y/o de gestión de datos. Además, establece un marco para la cooperación entre las empresas, los investigadores y los reguladores. Esto puede ayudar a las partes interesadas a trabajar juntas para desarrollar e implementar la inteligencia artificial de forma segura y ética”, apunta Martínez Requejo.
“En el futuro más cercano, las empresas deberán adaptarse a los nuevos paradigmas del sector y deberán cumplir con las nuevas obligaciones establecidas, las cuales variarán dependiendo del uso y la relación con la inteligencia artificial”, puntualiza Pinilla. Aunque admite que “aún es pronto para estimar las consecuencias que esta nueva ley podría tener en las empresas que ya operan con modelos de inteligencia artificial”.
Por el momento, hay que destacar que, en nuestro país, el Consejo de Ministros aprobó en noviembre un Real Decreto por el que se habilita al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, a abrir la convocatoria a empresas para participar en el entorno controlado de pruebas —sandbox— que promueve el Reglamento Europeo, tal y como recuerda la experta de la Universidad Europea.
Cabe señalar que la nueva ley europea no entrará en vigor por completo hasta el año 2026, ya que se pondrán en marcha por fases. “La oficina europea se creará de forma inmediata. La prohibición de los modelos de alto riesgo llegará a los seis meses. Y la necesidad de cumplir los requisitos para los sistemas y modelos de inteligencia artificial generativa, a los 12 meses. Además, la Comisión publicará un informe que evalúe y revise el marco de inteligencia artificial propuesto cinco años después de la fecha de entrada en vigor de dicho marco, para garantizar que se encuentre actualizado y respondiendo a las demandas sociales y tecnológicas”, especifica Martínez Requejo.
Dos años quizá sea demasiado tiempo para una tecnología que evoluciona tan rápido como la inteligencia artificial. “Aún es pronto para saber si habrá que reformar la ley antes de que llegue a entrar en vigor en 2026. Sin embargo, es común que las leyes y regulaciones, especialmente aquellas relacionadas con tecnologías emergentes como es la inteligencia artificial, puedan ser objeto de ajustes y revisiones a medida que se implementan y se ganan experiencias prácticas”, concluye el CEO de Asseco.
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