El año que acabamos de dejar atrás ha sido para Intel Iberia “convulso pero positivo”, tal y como señalaba Carlos Clerencia, director general de la compañía en nuestro país, durante el tradicional encuentro con la prensa tras el parón navideño.
Empujado por los equipos 2 en 1 y el segmento de gaming, el negocio generado en el mercado de consumo ha crecido un 2,7 por ciento. Este dato positivo se ha producido en gran medida por el aumento del precio medio de los PC puestos a la venta.
Mientras tanto, el negocio profesional se ha mantenido estable con niveles similares de ventas si se comparan con 2015, algo que también ha ocurrido en el área de servidores. Aquí, Clerencia aportaba un detalle importante y que debería tenerse muy en cuenta: “A pesar de que el negocio en la nube saca fuera de España buena parte de la venta de servidores, lo cierto es que no se ha reducido”. Ciertamente, para los mercados locales como el español, los entornos cloud pueden suponer una caída de ventas ya que al final la consolidación de grandes centros de datos se produce fuera de nuestras fronteras.
Para el año entrante las perspectivas de Intel son optimistas, aunque el máximo responsable del fabricante admitía que el segmento de servidores seguirá siendo una incógnita en función de la adopción de la nube pública y la privada por parte de las organizaciones.
El reciente cambio experimentado en la estructura interna de Intel está dando sus frutos. La compañía, que dejó de denominarse a sí misma fabricante de microchips de ordenadores para centrarse también en otras áreas emergentes como IoT, Coches conectados, 5G, Inteligencia Artificial o Realidad Virtual y Fusionada, tiene puestos en marcha multitud de proyectos que van más allá del PC.
Sin embargo, el desarrollo de chips se mantiene más vivo que nunca y buena prueba de ello es el lanzamiento de la 7ª Generación de procesadores Intel Core vPro, diseñados específicamente para modelos de sobremesa. Llegan con más seguridad que nunca y una mejora del rendimiento que no influye negativamente en el consumo energético, sino todo lo contrario.
De entre los proyectos presentados durante la feria celebrada a comienzos de año en Las Vegas, destacan los planes para llevar la tecnología VOKE VR (Realidad virtual para la retransmisión de eventos deportivos en vivo) a Oculus Rift. De esta forma, Intel se convertirá en uno de los primeros fabricantes en permitir “experiencias de deportes en vivo en dispositivos VR”, tal y como señalaba Clerencia.
En el área de ubicación GPS y mapas digitales, Intel también anunciaba la adquisición del 15 por ciento HERE, una empresa proveedora de mapas y servicios. Su objetivo es mejorar considerablemente la definición de los mapas durante la conducción, especialmente en entornos automatizados como coches sin conductor. Precisamente relacionado con estas iniciativas, el Grupo BMW, Intel y Mobileye anunciaban en el CES 2017 el despliegue de 40 coches autónomos gracias al uso de una arquitectura que podrá ser utilizada en el futuro por otros fabricantes de automóviles. Asimismo, la compañía también aportaba detalles del futuro módem Intel 5G, el primero compatible con las bandas sub 6 GHz y el espectro de ondas milimétricas. Se trata de un avance de vital importancia para no solamente para la conectividad de los automóviles sino también para aplicaciones en ciudades inteligentes, drones y realidad virtual.
Todos estos –y más- desarrollos en los que está inmersa la compañía Intel tienen como punto de partida la famosa Ley de Moore. Desde hace décadas Intel la ha cumplido aumentando el número de transistores que conforman los chips mientras reducía su tamaño. A pesar de los rumores, la Ley se seguirá cumpliendo, tal y como aseguraba Brian Krzanich, CEO de Intel, y nos transmitía días después Clerencia: “La Ley de Moore es el centro de la aceleración de la tecnología que estamos viviendo estos años. Ahora se trata de extenderla más allá de la electrónica de consumo para definir casi todos los aspectos de nuestras vidas y transformar las industrias”.
Es el caso de los primeros productos con tecnología de fabricación de 10 nanómetros, con nombre en clave Cannon Lake. Durante el CES, Intel mostraba el primer PC 2 en 1 basado en ella. Y no se parará aquí ya que en su hoja de ruta está el siguiente paso para llegar a límites insospechados en materia de miniaturización, los 7 nanómetros, aunque esta litografía no la veremos hasta dentro de varios años, probablemente a partir de 2020.
Otro ejemplo que ya es casi una realidad es el Intel Compute Card, un completo ordenador personal con el tamaño de una tarjeta de crédito, totalmente funcional. Este desarrollo verá la luz a mediados de este año gracias al trabajo conjunto con varios de sus partners, como es el caso de HP, Dell, Lenovo y Sharp. Las aplicaciones de este hardware serán innumerables: Desde el Internet de las Cosas al Retail, pasando por otros escenarios más tradicionales como las oficinas.
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