Las aerolíneas cambian las reglas del comercio virtual
Ryanair acaba de mover ficha en el mercado de la venta virtual de billetes de avión.
Tras años de coexistencia más o menos pacífica entre las agencias de viajes online y las compañías aéreas, la lowcost irlandesa ha decidido acabar con la venta de etickets a través de intermediarios, suspendiendo ipso facto la validez de los billetes comprados a través de estas agencias.
“Ryanair persigue crear un clima de desconfianza hacia los portales online para intentar canalizar la venta de sus billetes de avión a través de su propia página web”, como apunta en un comunicado a los medios el director general de Atrápalo, Manuel Roca.
Atrápalo es la principal perjudicada en el panorama empresarial español por las decisiones de la lowcost. Ryanair acaba de denunciar a varias compañías europeas por un comportamiento que juzga ilegal (a ojos de la aerolínea, las agencias de viajes revenden sus billetes), siendo la web de ocio la única española afectada.
“Con estas acciones se evidencian dos cosas, por un lado su mala fe y malas prácticas competitivas”, apostilla Roca, “y la miopía empresarial de Ryanair”.
Miope o no, la aerolínea ha tomado una decisión que, a menos que la intervención de las autoridades lo decida, no tiene vuelta atrás. Aunque, y como explica a Silicon News el director general de eDreams, Javier Bellido, “no tenemos constancia de que se haya producido ninguna cancelación de las reservas tramitadas” desde su página, esta medida podría ser el punto de inicio de una nueva tendencia del mercado.
El comercio electrónico mueve en España una facturación de 999 millones, siendo el sector aéreo uno de los que más peso tiene en las ventas. Este tipo de transporte concentró el 28,3 por ciento de las ventas, según un informe hecho público en marzo por la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones.
Las agencias de viajes y los operadores turísticos le seguían con 12,6 por ciento y un crecimiento en la facturación casi igual al de las aerolíneas.
Además de su posición de peso en el reparto del ecomercio, las aerolíneas son el primer punto de acercamiento del no iniciado a la compra online. Muchos ciudadanos se acercan a las compras en red buscando gangas para sus viajes.
De hecho, las compañías aéreas fueron las iniciadoras de toda una tendencia de mercado, la conciencia lowcost, que tiene en Internet una de sus señas de identidad. La red permite eliminar costes y ofrecer productos más baratos.
Si las aerolíneas (con Ryanair a la cabeza) lograron cambiar los hábitos de compra de los consumidores y los de venta de los empresarios, ¿podrán ahora modificar una vez más el panorama del comercio electrónico?
Las lowcost introdujeron en el mercado de la aviación muchas de las características que ahora son cotidianas. Más allá del uso exclusivo del eticket (que ha pasado a ser el único existente recientemente), las aerolíneas tradicionales importaron de la filosofía de las bajo coste muchos de sus criterios de funcionamiento, como puede ser el cobro por los servicios de catering.
La gran pregunta ahora es saber si las demás compañías de transporte aéreo tomarán ejemplo de la irlandesa y prescindirán de los intermediarios.
“No creemos que la postura de Ryanair siente ningún precedente”, reconoce Bellido, de eDreams, apoyándose en la no cancelación, por el momento, de ninguno de los billetes comprados en su web y que limitaría el éxito de la medida.
Vueling, la lowcost española de referencia, explica que venden sus billetes tanto a través de su propia web como mediante agencias online, aunque se abstiene de hacer declaraciones sobre la medida emprendida por su competidora y el impacto que tendrá en el mercado.
Mercado, por otro lado, que se ve sumido en la peor crisis de su historia reciente. A la subida del precio del petróleo, que encarece los precios de sus servicios, se une el descenso del número de viajeros. En mayo de este año, los desplazamientos por el interior de España en transporte aéreo cayeron un 5,32 por ciento, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Por tanto, quién venda los billetes y cómo lo haga pueden convertirse en una nueva baza de mercado en un sector que empieza a perder dinero.