Necesidades de la sociedad
Videoconferencias para dos, ordenadores que se controlan con la mirada, móviles que transmiten el ritmo del corazón y otras constantes vitales así como la monotorización de un feto, todo esto y mucho más ya es posible, sólo falta que todos podamos acceder a ellos.
Datos de la Comisión Europea indican que en el año 2020 el 30 por ciento de los europeos tendrá más de 60 años y las personas con discapacidad pasarán del 11 por ciento actual al 18 por ciento. Para estos colectivos y sus familiares, acceder a estas posibilidades tecnológicas se traducirá en una mayor independencia mientras que no conseguirlo significará una ruptura, aún mayor que la actual, con la sociedad.
El desarrollo de las telecomunicaciones, con la banda ancha y GPS, y las aplicaciones asociadas a ellas están siendo apoyadas por fundaciones y empresas del sector como parte de sus políticas de sostenibilidad pero también con vistas a la atención de un colectivo cada día mayor.
El anuncio del secretario de Estado de Telecomunicaciones y para la Sociedad de la Información, Francisco Ros, de que el Comité Español de Representantes de Minusválidos (CERMI) participará en el Consejo Asesor de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (CATSI), es un primer paso para que los informes de este consejo contemplen las necesidades de toda la sociedad.
Accesibilidad
Paralelamente, la administración está trabajando para conseguir que sus páginas Web cumplan los criterios de accesibilidad para todos los colectivos.
En este nuevo mundo, la banda ancha, mediante cualquier tecnología, puede ser el instrumento integrador más importante de la sociedad, ya que puede acercar a los sectores marginales de todo el mundo las posibilidades de la sanidad y de la cultura y permitir una relación más fluida para colectivos con problemas de movilidad.
En España se ha anunciado ya un plan para llevar la banda ancha a 2,5 millones de habitantes que no tienen acceso a esta tecnología y la administración convocará próximamente los concursos para que las operadoras presenten sus propuestas.
Mientras, las redes de telefonía móvil continúan estancadas a la espera de una firma entre operadores y administraciones locales que agilice la instalación de antenas.
Queda mucho por hacer
Los fabricantes de tecnologías trabajan cada vez más en hacer que sus productos sean accesibles a todos, pero todavía tienen un camino largo que recorrer, sobre todo para los colectivos más ancianos y los que tienen necesidades específicas.
La videoconferencia se presenta ya como una oportunidad para la comunicación de sordos mientras que los portales de voz y los móviles con reconocimiento de voz, aparecen como una posibilidad para las personas con problemas de visión.
Por otro lado, las tecnologías que permiten navegar por Internet o escribir en el ordenador con la mirada son una posibilidad interesante para aquellas personas con problemas de movilidad e incluso para aquellas que presentan problemas de movimientos involuntarios.
La posibilidad de que un anciano viva sólo si así lo desea y esté controlado mediante un servicio de teleasistencia se puede completar mediante la videocoferencia tanto en el móvil como por ordenador con un sistema sencillo, ya que una imagen acerca más que una simple llamada por teléfono.
La telemedicina
Pero la gran revolución será la sanidad, el control de los pacientes por sistemas de telefonía móvil sin tener que desplazarse a los centros médicos, contar con una receta electrónica y acudir a cualquier médico y que éste cuente con el historial del paciente en el instante, simplemente con un número.
En los últimos años ya se están viendo muchas aplicaciones que aparecen con mucho futuro y los operadores de telecomunicaciones empiezan a ver las posibilidades del negocio, pero todavía hay dos barreras muy importantes.
La primera es la formación. Una sociedad atendida digitalmente exige profesionales que sepan acceder a la tecnología y que sean capaces de trabajar sin contar con el enfermo físicamente; además tiene que haber personal tecnológico que apoye a los colectivos minusválidos en caso de que tengan problemas con una aplicación.
La segunda y más importante, es el coste: la sociedad tiene que estar dispuesta a pagar estas mejoras ya que por mucho que baje el precio de las tecnologías, hay colectivos que no podrán acceder económicamente a ellas.
Para vivir mejor
Las tecnologías están ahí para permitirnos vivir más y mejor, para hacernos la vida más sencilla, para trabajar de otra manera. Muchos todavía recuerdan la ansiedad de sus primeras salidas cuando eran adolescentes y por algún percance no podían llegar a la hora convenida y miran con envidia y nostalgia a sus hijos que además de “molar” con sus móviles se relacionan con ellos y viven más seguros.
De la misma forma natural que los jóvenes se han incorporado y aceptan las ventajas de las tecnologías, tenemos que llevar todas las posibilidades que nos ofrecen para conseguir más libertad, más independencia, con el objeto, en definitiva, de vivir mejor.
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