Las aspiraciones de Sharp de volver a la rentabilidad se han encontrado con otro duro golpe en el camino. La compañía acaba de anunciar que, en el año que ha concluido a 31 de marzo, sus pérdidas netas han ascendido a 545.000 millones de yenes (5.360 millones de dólares).
La cifra representa la mayor caída en sus 100 años de historia y ante la profundidad de los problemas que atraviesa el fabricante japonés, el vicepresidente ejecutivo Kozo Takahashi, de 58 años, reemplazará al actual presidente Takashi Okuda.
Okuda ha dirigido la empresa tan solo durante un año, pero han sido 12 meses tumultuosos en los que no se ha podido asegurar ni el capital y ni el futuro de Sharp, con lo que la compañía se encuentra ahora casi exactamente en la misma situación que hace un año.
Después de años de beneficios récord que catapultaron al gigante a la cima del mercado de la electrónica en Japón, Sharp ha gastado miles de millones de dólares en su planta de LCD.
Sin embargo, la demanda de televisores de pantalla plana se ha reducido drásticamente a raíz de la crisis financiera y el yen ha subido bruscamente, perjudicando la competitividad de Sharp e inflando las pérdidas de las exportaciones del fabricante.
Arrastrada a más de 3,5 millones de dólares de deuda entre 2011 y 2012, Sharp acordó despedir a 10.000 empleados y vender activos en el extranjero, incluyendo las plantas en China, Malasia y México con el fin de reducir sus costes.
La compañía se ha mantenido a flote gracias a la venta de sus edificios de oficinas en Tokio, el recorte de los salarios y la ampliación de inversiones posteriores, como ha apuntado The Wall Street Journal.
Por otro lado, en marzo, Samsung invertió 10.400 millones de yenes (cerca de 111,6 millones de dólares) por una participación del 3% en la empresa, dándole acceso a su oferta de pantallas LCD para mejorar la producción de paneles para sus smartphones.
Parece que Samsung va a jugar un papel importante en ayudar a asegurar el negocio de pantallas de Sharp.
A pesar de estos resultados financieros sombríos, Sharp es optimista de cara al futuro. Para el próximo año fiscal, la firma espera recuperar su nivel de operaciones y mantiene una previsión inicial de 80.000 millones de yenes (786 millones de dólares).
La compañía japonesa presentará un plan de rehabilitación a tres años, donde se espera que anuncie una nueva ronda de préstamos y más reducción de mano de obra.
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