Las patentes que podrían salvar a Apple (o destruirla) (II)
El mundo de las patentes tiene su cara y su cruz, una parte de innovación excitante y otra de denuncias en cadena. En ambas destaca una Apple de la que todos esperan un gran anuncio que le devuelva su magia.
En la primera parte de este reportaje vimos cómo Apple es una de las compañías estadounidenses que más patentes registra al cabo del año en su país natal. Algunos de estos títulos tienen potencial para repensar la relación de los usuarios con la tecnología, como contar con dispositivos informáticos que vayan alertando de los achaques de la edad y la necesidad de sustituir ciertos componentes, lo que evitaría tener que deshacerse de ellos prematuramente e incluso instaurar mejores prácticas de uso. Pero el panorama que abren ante sí los entramados de patentes no es 100% idílico, éstos también acarrean luchas encarnizadas entre los distintos miembros del mundillo tecnológico.
Las patentes no sólo sirven para poner proyectos maravillosos en marcha. Para cambiar el mundo. O para hacernos soñar con lo que podría ser posible en un futuro quizás no muy lejano. La competencia desmedida que se vive en el segmento tecnológico actual acaba teniendo en muchos casos repercusiones legales, especialmente entre rivales directos que derivan a la justicia lo que parecen no ser capaces de zanjar con la aplicación de técnicas sorprendentes de marketing que animen las ventas, la aceptación del genio del otro o incluso resoluciones amistosas fuera de los tribunales. Las disputas por la autoría de ciertas invenciones se han generalizado hasta tal punto que a nadie sorprende ya ver el nombre de Apple implicado en un caso de guerra de patentes.
De hecho, Apple es la firma que más denuncias recibe por supuestas infracciones de la propiedad intelectual de los demás. Así lo refleja el primer informe anual “Patent Litigation Year in Review” sobre lo acaecido en 2013, que ha estado comandado por la firma especialista en análisis jurídicos Lex Machina. En este documento se puede comprobar cómo la firma de la manzana encabeza la lista de los acusados al haber sido demanda en un total de 59 ocasiones el año pasado, las suficientes como para ser un objetivo más recurrente que otras empresas del mundillo informático como Dell, HTC, Samsung, LG o HP, entre otras que configuran el top 10. Cabe destacar que éstos son cargos alegados únicamente en Estados Unidos, por lo que la cifra total sería superior.
¿Es un troll? ¿Es una entidad que monetiza patentes? ¿Es Apple? ¿Es Samsung?
¿Y quién interpone estas denuncias? A veces los instigadores de estas situaciones son meros trolls que tramitan recriminaciones a diestro y siniestro, y lo hacen independientemente de que las patentes señaladas en el proceso judicial como propias, quebrantadas y capaces de sembrar discordia afecten a su negocio, o no demasiado. Esto es, sin necesidad de que ellos mismos las estén materializando con productos. Sin tener siquiera esos productos en cartera. ¿Qué pretenden, entonces? Desde luego la intención de protegerse está descartada. Más bien tendrían un objetivo espurio: blandir en exclusiva la posesión de los derechos sobre una determinada patente y sacar un rédito económico que de otro modo no serían capaces de obtener.
En el caso estadounidense está documentado que los diez demandantes más activos son aquellos que Lex Machina denomina directamente como “entidades de monetización de patentes”. Aquí entran nombres que sonarán a los más puestos en estos temas, como ArrivalStar, Melvino, Wyncomm o Thermolife. Cada una de estas compañías interpuso más de 100 demandas entre enero y diciembre del año pasado, cuando el país norteamericano experimentó un pico de 6.092 demandas de patentes que tenían hasta 4.917 títulos en el punto de mira. Tanto es así que las dos primeras por sí solas habrían reclamado como suyas el 60% de las patentes más reivindicadas, unas patentes que estarían relacionadas con asuntos como la monitorización, los vehículos y los viajes.
Apple y Samsung, rivales fuera y dentro de los tribunales
Otras veces la lucha es más encarnizada, porque enfrenta a competidores “de verdad”. Apple recibe demandas, pero también es de las que no se corta a la hora de tomar la iniciativa con el argumento de dirimir conflictos con otras empresas del sector. Al parecer, es una de las 7 que sí ejecutan operaciones y se cuelan en el top 10 de demandantes con casos abiertos en Estados Unidos. Una de sus guerras más legendarias es la que libra con Samsung, con quien ha ido manteniendo una curiosa relación de alianza a nivel de fabricación de componentes para dispositivos móviles, de rivalidad en ventas de dispositivos móviles y de batallas sucesivas ante jueces de medio mundo, a cuenta asimismo de sus dispositivos móviles. Una y otra se han ido demandado y contrademandando en sus países de origen, en otros como Australia y también de Europa.
Todo comenzó hace ya tres años, el 15 de abril de 2011, cuando los de Cupertino solicitaron a un tribunal californiano el bloqueo de varios miembros de la familia Galaxy, los teléfonos Galaxy S 4G, Epic 4G y Nexus S y la tableta Galaxy Tab, por considerarlos una copia descarada del diseño de su iPhone y del iPad, respectivamente. Desde los propios iconos de la interfaz de usuario hasta algo tan curioso como el embalaje. Luego las acciones legales han ido escalando en diversos lugares y por diversos motivos, como la infracción de comunicaciones inalámbricas. Y, con ellas, las peticiones anti-importación y de compensación económica, las prohibiciones de comercialización, las retiradas de productos y las retiradas de cargos, las propuestas de paz, más y más demandas y vuelta a empezar otra vez.
Cuando compañías tan potentes cuentan en su haber con una amalgama de patentes clave para la industria tecnológica moderna, están condenadas a hacerse la vida imposible o a entenderse. De lo último que tenemos constancia en esta lucha sin cuartel es que Apple ha vuelto a pedir el cese de las ventas de ciertos dispositivos Galaxy por un conflicto con patentes para la autocorrección de mensajes y el gesto de deslizar para bloquear, entre otras. No sabemos cómo acabará el asunto. Si los litigios se volverán infinitos o al final se declarará una tregua. Pero lo cierto es que, más allá de las multas millonarias que se ve obligado a abonar el perdedor, los perjudicados acaban siendo los usuarios, ya que se está constriñendo la libertad de elección de uno u otro dispositivo que pertenezca a una u otra marca. Seguramente éstos abogarían por la negociación y el arbitraje, como hace la Unión Europea.
¿Cómo vivís vosotros estas luchas de poder? ¿Tomáis partido por uno u otro bando? ¿Las teméis? ¿Seguís paso a paso los movimientos que se van dando en los tribunales? ¿O veis las guerras de patentes como algo normal y comprensible?