Las operadoras se enfrentan en EE UU por la televisión digital
La pugna radica en si se obligará a las empresas de cable a retransmitir los nuevos canales digitales que las operadoras analógicas están creando.
La batalla por la televisión digital ha llegado a Estados Unidos. Operadores de difusión analógica se enfrentan desde hace meses a los de cable con el telón de fondo de la transición a la nueva tecnología digital. La pugna radica en si se obligará a las empresas de cable a retransmitir los nuevos canales digitales que los operadores analógicos están creando. De un lado, se encuentran gigantes como General Electric (propietario de NBC Universal) y Disney (ABC); de otro, Comcast y Time Warner, que ocupan el primer y el segundo lugar entre los operadores de cable estadounidenses.
La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) se declaró el pasado 10 de febrero a favor de las empresas de cable. Ahora, los grupos de difusión analógica luchan porque el Congreso anule la decisión de la comisión.
Los grupos tradicionales presionan para que el Gobierno obligue a las empresas de cable a retransmitir todos sus canales digitales; los operadores de cable defienden que esta imposición supondría la violación de sus derechos constitucionales.
“No estamos en contra de retransmitir más de una señal si es una programación interesante” señala Dan Brenner, vicepresidente de la Asociación Nacional de Cable y Telecomunicaciones. “A lo que nos oponemos es a una norma en la que el Ejecutivo dice que un grupo particular de difusión analógica tiene el derecho absoluto de emitir un número de canales”.
Los operadores analógicos, por su lado, sostienen que los nuevos canales no serán rentables a menos que los retransmitan las empresas de cable. Dos terceras partes de los 109,6 millones de hogares con televisión en Estados Unidos están abonados a un servicio de televisión por cable, según Nielsen Media Research.
Mientras, los consumidores se mantienen neutrales. Creen necesario apoyar a los grupos tradicionales para impulsar la transición, pero se quejan de que no defienden los intereses de los espectadores. Por otro lado, consideran el cable un “monopolio poderoso” que ha ganado influencia en el panorama audiovisual de Estados Unidos a costa de los analógicos.