Si Windows 8 fuera una persona, ahora mismo estaría al borde de un ataque de nervios. En sus primeros días de trabajo, tras haberse sometido a 1.200 millones de horas de prueba, se le está explicando qué se espera de él. Su jefe, Steve Ballmer, le cuenta que tiene que salvar a la compañía, Microsoft, y de paso a él mismo, que lo ha apostado todo por su contratación (“no me hagas quedar mal”). Y no estaría mal que lograse salvar a un sector en decadencia, el del PC. “¿Te ves capaz?”.
¿Por qué necesita Microsoft una misión de salvamento? Un par de cifras enseguida lo dejan todo claro: según Forrester, por ejemplo, la firma de Redmond ha pasado de tener una cuota del 95% en el mercado del PC, smartphones y tablets juntos a quedarse en el 30%. Atrás quedan los días felices en los que la palabra Microsoft iba muchas veces unida a la palabra monopolio.
Los resultados financieros de la compañía también reflejan de alguna forma esta caída: los ingresos de Microsoft durante el tercer trimestre de este año cayeron un 8% hasta los 16.000 millones de dólares. Y sí, también es cierto que Microsoft sigue teniendo mayor valor en mercado que Google y que tiene unas reservas de dinero (unos 67.000 millones) que le dan margen de maniobra. Pero a nadie se le escapa que la firma de Redmond ya no es lo que era.
Salva al CEO, salva el mundo (del PC)
Tan nervioso como el propio Windows 8 convertido en persona está su propio jefe, Steve Ballmer, que es consciente de que su legado en Microsoft dependerá principalmente de lo que ocurra con la actualización más importante del sistema operativo desde Windows 95. Uno de los problemas a los que se enfrentará será el del tiempo: no se espera que Windows 8 arranque realmente hasta 2014, por lo que medir su éxito será complicado hasta entonces. ¿Aguantará Steve Ballmer la espera?
Después está la misión global que nadie quiere decir claramente pero que está siempre presente como una sombra: para que Windows 8 pueda tener éxito en todas sus misiones, el mercado del PC debería abandonar esa caída en picado en la que está desde hace varios años. ¿De qué sirve que Windows esté en el 95% de los PCs si sus ventas globales caen sin parar -un 8% en el último trimestre? ¿Debe Microsoft hundirse con el PC?
Por supuesto, desde la firma también confían en que Windows 8 les ayude a hacerse un hueco en el boyante mercado de los dispositivos móviles, pero la esperanza del PC sigue ahí. Durante el evento de lanzamiento de Windows 8, Steve Ballmer habló de que estos ordenadores eran “los mejores PCs de la historia” y de que juntaban lo mejor de los PCs y los tablets en uno solo. Microsoft sigue aferrándose a su negocio estrella.
La tarea que tiene Windows 8 por delante no es sencilla. Habrá que ver si está a la altura o si le puede la presión. Buena suerte, Windows 8.
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