Un estudio realizado por Risk Waters Group y SAS, compañía enfocada en Bussiness Intelligence (BI), revela que una de cada cinco instituciones aún no ha implantado programas de riesgo operacional que respondan a las necesidades y requerimientos del nuevo Acuerdo de Capital de Basilea II.
El estudio realizado identifica los riesgos operacionales y de crédito como una de las prioridades a tener en cuenta por todas las compañías de servicios financieros. Asimismo, y a pesar de que las pérdidas derivadas de estas áreas ascienden a 18,8 millones de dólares al año, el informe revela que el 19 por ciento de las empresas encuestadas aún no tiene identificado el mejor marco de trabajo para afrontar la medición del riesgo operacional, debido principalmente y siempre según los encuestados, a las dificultades a las que se enfrentan a la hora de “depurar y filtrar” los datos y el poco conocimiento que sus empleados tienen de estos riesgos.
Según Juanjo Ortiz, Risk Analysis Programme Manager de SAS España, “para responder a los principales requerimientos de Basilea II, las entidades financieras necesitan recoger datos de pérdidas para medir y analizar el riesgo operacional y datos que permitan calcular la probabilidad de incumplimiento, la exposición al riesgo y la severidad para estimar el coste de capital por riesgo de crédito. En este sentido, la gestión de riesgos financieros es vista, cada vez en mayor medida, como el objetivo a alcanzar para desarrollar nuevas oportunidades de negocio.”
Bajo este contexto, los encuestados estimaron que, con la puesta en marcha de programas de gestión de riesgo operacional y de riesgo de crédito, podrían reducir en un 10 por ciento su capital económico. Tanto es así que, por ejemplo, en un banco con un 20 por ciento de 10.000 millones de dólares de capital económico asignado a operaciones de riesgo, las reducciones se traducen en 200 millones de dólares.
Por otra parte, resulta significativa la baja asignación de recursos que los encuestados han admitido dedicar a las herramientas destinadas a la depuración de datos. Tan sólo el 7,3 por ciento de los gastos son dedicados a esta tarea. Un importante número de compañías admiten que aún se encuentran en el proceso de implantación de herramientas de depuración de datos, de lo que se desprende que, muy probablemente, se estén encontrando con problemas a la hora de recopilar e integrar sus datos históricos.
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