En cuestión de meses los hábitos de individuos y empresas han cambiado dando paso a una nueva normalidad.
La crisis del coronavirus ha forzado la digitalización de muchos negocios que antes veían las tecnologías como una oportunidad adicional para enriquecer su propuesta física, pero que ahora piensan en lo digital como el centro de su estrategia. Al tiempo, se ha pasado de buscar continuamente el crecimiento y los beneficios a asegurar la cuota de mercado existente.
Techedge ha analizado la situación en la que se encuentran organizaciones de todo el mundo y detecta tres fases estratégicas distintas. La primera es la de la pura supervivencia, nada más desatarse la pandemia, cuando la prioridad fue reducir costes y mantener la actividad. A continuación, se comenzó con la recuperación, incrementando la eficiencia de los procesos para operar bajo nuevas condiciones comerciales. La tercera fase es la del avance que, con ayuda de lo digital, permitirá explotar nuevas fuentes de ingresos.
“Hemos llegado a la llamada nueva normalidad”, dice José Manuel Nieto, Partner, Member of the Board and Iberia & Latam Market Unit Managing Director de Techedge Group, “en la que estamos asistiendo a la muerte del mundo analógico”.
“Es difícil predecir el futuro que viviremos”, señala. “La normalidad que nos encontraremos seguramente tendrá una forma diferente a la anterior. Los hábitos que la crisis ha introducido se convertirán en parte de esta nueva normalidad: trabajo remoto, experiencias digitales o herramientas colaborativas, son sólo algunos ejemplos”.
Nieto observa que, “lo que antes se percibía como una innovación desestabilizadora, se ha convertido en una necesidad para llevar a cabo la operativa diaria y seguirá siéndolo en el futuro”.
En este sentido, Techedge cree que las empresas deben dar una serie de pasos para tener éxito en el nuevo escenario.
Por ejemplo, deberían basar sus proyectos de transformación digital en las personas, apoyándose en metodologías ágiles y optimizando procesos.
Un área fundamental será la cadena de suministro, que debe alimentar el proceso de producción y que introduce a las empresas en una red integrada por proveedores, consultores, empleados, clientes y gobiernos. La correcta interacción de todos estos agentes ayudará a recuperarse de la crisis.
Los propios procesos de producción son fundamentales para avanzar por la nueva normalidad. Esto tiene que ver con la fabricación inteligente y la capacidad de respuesta a necesidades urgentes de mercado, como cambios drásticos de la demanda, una seguridad mejorada o una menor presencia de operadores.
Por último, el comercio electrónico gana peso. Las tiendas online no deberían ser vistas como meros complementos de las tiendas de toda la vida. De hecho, para muchos negocios puede ser su única opción para seguir adelante.
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