Cambios bruscos
La llegada del verano y las altas temperaturas son el caldo de cultivo ideal para que se produzcan pérdidas de datos relevantes en los ordenadores. Por ello, los expertos recomiendan prepararlos adecuadamente ante los fenómenos derivados del calor y las fluctuaciones eléctricas. “Trabajar a 35 grados es un problema para cualquier dispositivo electrónico”, advierte el director técnico de Recovery Labs, Miguel Ruiz.
Ruiz ha puesto de manifiesto que la principal causa de pérdida de datos es la diferencia de temperaturas que se da, por ejemplo, en una oficina donde normalmente se enciende el aire acondicionado por la mañana y luego por la tarde, cuando se va todo el mundo, se apaga dejando los ordenadores encendidos. “Esos ordenadores que estaban a 20 ó 21 grados van a pasar de golpe a 35 ó 40 grados”, puntualiza.
Estos cambios bruscos de temperatura a lo largo del día, si se producen de forma repetitiva, provocan que “todas las piezas mecánicas de los dispositivos de almacenamiento se vean afectadas y empiecen a no trabajar en su régimen idóneo”. Al final, cualquier dispositivo de almacenamiento “deja de trabajar en las condiciones óptimas y hace imposible acceder a los datos”.
Las fluctuaciones en las corrientes de electricidad que se dan en los meses estivales, debido en parte también al uso de los aires acondicionados, es otra de las causas que hacen que “los discos no funcionen adecuadamente”. Ruiz recuerda que la tensión de alimentación de los dispositivos en estos meses “fluctúa a lo largo del día porque hay mucha demanda de electricidad por la mañana”, la cual se reduce posteriormente al caer la noche.
Las tormentas eléctricas también son un problema
También las tormentas eléctricas, más frecuentes en estos meses del año, tienen su efecto en el uso de los ordenadores ya que “cualquier fluctuación, pico de tensión o variación brusca de la corriente de alimentación de los dispositivos puede producir una rotura de cualquier componente electrónico que es vital para el acceso a los datos”. Tras esto, no queda más remedio que “proceder a la reparación o poner en funcionamiento de nuevo el dispositivo para poder acceder a los datos”.
Para evitar que estos problemas tengan consecuencias irreparables, señala que “es recomendable” llevar a cabo una serie de medidas que eviten la pérdida de datos. Lo primero de todo, según Ruiz, es “disponer de back-ups regulares”, es decir, sistemas que salvaguardan los datos importantes de los dispositivos.
En este sentido, recomienda también, “para conseguir que los dispositivos funcionen en un régimen mejor”, evitar aquellas causas que provocan los daños. Esto pasa por “mantener todos los dispositivos en una temperatura estable, refrigerar bien los ordenadores, no meterlos dentro de armarios que impidan la libre circulación del aire o disponer en todas las cajas de los ordenadores de ventiladores que extraigan todo el calor”.
Asimismo, incide en que “es importante”, en lo que se refiere al tema de las fuentes de alimentación, poder dotarlos o protegerlos frente a los cambios bruscos de electricidad instalando “limitadores de tensión o SAIs (Sistema de Alimentación Ininterrumpida), lo que podría evitar muchos disgustos”.
Que no cunda el pánico
En caso de que ya se haya producido la pérdida, remarca que “lo primero y lo más importante” es mantener la calma ya que, aunque parezca lo contrario, “los datos es muy difícil que se pierdan”. Sin embargo, apunta que para poder recuperarlos es clave que, en caso de que se haya producido una avería mecánica en el dispositivo, no se siga trabajando con el equipo ya que “se puede producir una pérdida mayor que haga imposible la recuperación de los datos”.
Si en cambio la avería es “por una desconfiguración del sistema operativo”, no se debe reinstalar el sistema ni ningún programa ya que “muchas veces se producen sobreescrituras de los datos vitales por malas actuaciones” y luego es imposible su recuperación. En estos casos, aconseja al usuario que se ponga en manos “de gente que sepa identificar cuál es el problema” para evitar que “un pequeño problema físico se convierte con el tiempo en uno grande que provoque una rotura total”.
Por último, comenta que, si la avería es física, lo primero es estudiar la parte concreta del disco que ha sido dañada. En estas situaciones, se requiere la apertura del disco, para lo cual en esta empresa disponen de una “cámara limpia” que evita que las partículas del ambiente se depositen en el plato y provoquen daños mayores en el disco.
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