Uno de los más firmes candidatos para adquirir Twitter parece ser el inversor Marc Andreessen, especializado precisamente en empresas tecnológicas a través de su firma Silver Lake.
La razón principal para una operación de esta naturaleza sería que a pesar de la crítica situación que atraviesa en la actualidad Twitter aún presenta un potencial suficiente como para justificar la inversión. Y la idoneidad del momento vendría dada precisamente porque debido al complicado momento que atraviesa esta red social desde hace meses su valor bursátil se ha desplomado hasta convertirla en prácticamente una ganga.
El potencial estriba en que con 300 millones de usuarios que en los últimos tiempos han crecido a un ritmo casi plano aún hay terreno hacia el que crecer, una posibilidad que desde la actual dirección llevan tiempo explorando aunque sin decidirse a añadir algún cambio al peculiar funcionamiento de esta red social que favorezca la llegada de nuevos usuarios. La otra cuestión es la de la monetización, tímidamente iniciada en la actualidad y donde por tanto también hay potencial terreno que explorar y explotar.
Pese a todo, Twitter ha obtenido este pasado año 3.000 millones de beneficios, lo que supone un crecimiento del 50 % sobre los resultados de 2014. Con el precio de la acción en mínimos históricos y un valor de mercado de la empresa inferior a 13.000 millones de dólares, parece el momento óptimo para una adquisición.
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