Fue la bomba de la última presentación de resultados de Google: el buscador anunciaba que Eric Schmidt, el hombre que había llevado a la firma a la mayoría de edad, dejaría de ser el CEO de Google y cedería la batuta a uno de los cofundadores, Larry Page. La fecha para el cambio, el 4 de abril de 2011. Hoy.
Virtualmente, y debido a los cambios horarios entre España y Silicon Valley, Schmidt es todavía el consejero delegado de Google, aunque poco le queda en el cargo. Después, podría saltar a la Casa Blanca, como fichaje estrella de la Administración Obama. Aún así, el CEO saliente permanecerá ligado a la empresa y seguirá en Google durante un período de transición.
Page ya ha empezado a prepararse para ser CEO: ya ha mantenido contactos con los empleados de Google y ya ha dejado entrever las líneas de su mandato. Lo primero: quiere que el espíritu de start-up imaginativa y creativa vuelva a la compañía. Larry Page permitirá a sus empleados que trabajen de forma independiente en algunos pequeños proyectos concretos, como ya hacen los equipos de las exitosas YouTube y Android.
Está claro que este cambio de rumbo tiene un objetivo claro: no quedarse atrás en los nuevos vericuetos del mercado. Google ha jugado muy bien sus cartas y está muy bien posicionada como compañía, aunque empieza a fallar en algunos segmentos. Ya no todo lo que toca Google es oro y la firma no logra encontrar su camino para dar su mordisco a la tarta de las redes sociales. ¿Permitirá la era Page un trabajo más específico en este nicho? ¿Posibilitará la nueva forma de trabajo hacerse con la alternativa a lo que está sucediendo en ese mercado y romper con la imagen de que Google se está quedando atrás en social media?
Las redes sociales serán el principal reto al que tendrá que enfrentarse Larry Page en su reinado en Google, sobre todo porque el grueso de la información parece estarse moviendo a ellas… sin que sus robots puedan entrar a indexar esa información. Bing, de Microsoft, podría tener más fácil hacerse con un hueco: es accionista de Facebook y las relaciones entre unos y otros son bastante cordiales. Por lo pronto, Bing ya puede saber cuántos me gusta tiene cada cosa.
No será el único reto de Page. Google tiene una posición muy fuerte en el mercado, tanto que los primeros temores de monopolio y las primeras demandas han surgido. Eric Schmidt ha afrontado en los últimos años algunas y bastante importantes, especialmente aquellas que más que la potencial situación monopolística de Google cuestionaban su respeto por la privacidad. A Page las cosas le serán más difíciles: para empezar, en su coro de enemigos está ahora Microsoft en un ‘irónico’ (ellos mismos lo reconocen) movimiento.
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