“Larry está preparado”. Así de claro sonó Eric Schmidt cuando a principios de año anunció que el 1 de abril le cedería el puesto de CEO de Google a uno de sus cofundadores, Larry Page.
La rueda de las especulaciones y valoraciones se puso entonces en marcha, intentando adivinar qué sería de Google bajo la batuta de Page y qué sería de Page al mando de Google. El día señalado por fin llegó esta semana y Larry Page ya ha asumido su cargo como CEO de Google. La tarea que tiene por delante no es nada fácil.
¿Supone realmente un reto para el cofundador de una compañía asumir su mando? Si esa compañía es Google, sin duda. E incluso olvidando que se trata de un gigante de Internet (EL gigante de Internet, se podría decir), el reto es igualmente mayúsculo: se trata de pasar de ser la persona con las ideas a ser la persona con las decisiones, cambiar la visión idealista por la empresarial.
Esta fue la razón principal por la que Sergey Brin y Larry Page decidieron en 2001 (tras mucho asesoramiento y consejos) dejar que, por lo menos al principio, fuese alguien con experiencia en la dirección de empresas tecnológicas como Eric Schmidt, un CEO profesional, quien manejase las riendas de Google. Y si bien tanto Brin como Page continuaban detrás de todas las decisiones importantes de la compañía formando una especie de triunvirato, era Schmidt quien guiaba con su experiencia, quien ponía los pies sobre la tierra y pensaba en términos de pérdidas y beneficios. Larry Page tiene que demostrar ahora si de verdad está preparado superando unos retos nada fáciles.
Primer reto: manejar una startup de 24.000 empleados
El primero y principal de sus retos es el más obvio: Larry Page, sin experiencia en la dirección de compañías de la magnitud de Google, se pone al frente de una empresa que en la actualidad cuenta con unos 24.400 empleados (y creciendo). Además, pretende seguir con la filosofía de start-up que tanto él como Sergey Brin siempre han defendido y que Eric Schmidt supo combinar con el espíritu del gigante empresarial que es en realidad Google. El temor ahora es que Page no sea lo suficiente realista como para tratar a la empresa como lo que es.
Y en esa gestión de un gigante empresarial tendrá también una tarea extra: intentar deshacerse de la sombra de Eric Schmidt. Tras dirigir Google durante diez años con maestría y convertirla en lo que es ahora, no serán pocos los que caigan en la comparación constante entre ambos CEO. Una comparación en la que, por lo menos al principio, Page tiene todas las de perder: Schmidt ya ha cerrado una etapa que todos califican de exitosa; Larry Page llega sin credenciales en el mundo de la dirección de grandes empresas.
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