El 99,16 por ciento de la población gallega entiende el gallego y el 91,04 por ciento lo habla mientras el 40,4 por ciento de los habitantes de Cataluña tienen al catalán como idioma materno, por ejemplo.
Además de contar (y utilizar una lengua propia), la
conciencia de la fragilidad del idioma propio por parte de las instituciones y de los ciudadanos (y consumidores) aumenta.
Como también
crece el uso de estas lenguas entre las capas sociales con más poder adquisitivo. En las clases de la
Universidad de Santiago de Compostela, por poner un ejemplo práctico, el gallego es el idioma vehicular, en algunas facultades, del 60 por ciento de las clases.
De este modo, las 50.000 descargas del Windows vasco o las 15.000 del Vista gallego pueden parecer cifras baladíes, pero en el fondo no son más que el síntoma de que un usuario contento ha seleccionado un producto y se mantendrá, posiblemente, fiel al mismo porque le permite tenerlo en su lengua.
El paquete Office y Windows Vista viene con la
opción de serie de instalarlo en las lenguas cooficiales en los ordenadores de
HP,
Dell e
Inves, confirman fuentes de Microsoft.
“No contamos datos directos de utilización”, apunta Beñat Doxandabaratz, aunque confirman que “una parte importante de los ordenadores tienen instaladas aplicaciones en lengua vasca”.
Sea por dinero, por imagen o por verdadera concienciación, lo cierto es que las empresas del sector se han tomado en serio los
derechos de sus usuarios.
Y así, incluso a veces por delante de la propia Administración, garantizan algo que en otros países ya se asume como una necesidad: el
acceso al producto en la lengua de uno mismo.