Si lo medimos en milímetros, un nanómetro es 0,000001 milímetros. Y en ese espacio han logrado embutir datos, como si de un pendrive se tratase, en la Universidad de Texas. Además, y por continuar con la nanoescala, es un único átomo de metal el que controla esta unidad de memoria, la más pequeña del mundo.
Este dispositivo, como ejemplo de lo que puede conseguir la tecnología de nanoescala, supone echar un vistazo a una futura generación de procesadores y dispositivos informáticos más veloces, con menor tamaño y con un menor consumo energético.
El mismo equipo de investigadores ya desarrolló hace dos años un esquema para unidad de memoria de tamaño reducido similar a este, que ahora ha sido mejorado, especialmente reduciendo el área transversal. Así es como se ha logrado esas dimensiones microscópicas de un nanómetro cuadrado.
Esta miniaturización redundará en unos procesadores más eficientes, funcionales y veloces, pero además al reducir el tamaño se reduce la demanda energética con lo que se minimiza el consumo. Esto supone un aumento de la autonomía en dispositivos móviles y un ahorro energético (con la consiguiente bajada en la factura) en equipos fijos.
Finalmente caba añadir una vertiente medioambiental. Tamaños más pequeños implican la utilización de menor cantidad de materiales. Cuando además algunos de los componentes se valen del reciclaje de esos mismos materiales procedentes de otros dispositivos de mayor tamaño, el resultado es que con lo que ayer se fabricaba un componente en un futuro próximo podrán fabricarse varias unidades.
Y, en cuanto a dispositivos móviles, la reducción de tamaño de es siempre una constante.
El gran reto de los investigadores del Departamento de Ingeniería Electrónica e Informática de la Universidad de Texas que ha logrado este “nanopendrive” era desbloquear las capacidades de almacenamiento en dispositivo de tamaño microscópico debido a la densidad. Para ello se han valido del aprovechamiento de los propios defectos e irregularidades en la superficie del material para almacenar la información de manera más eficiente.
Así con la adición de un único átomo a ese “bache” puede conferirse capacidad conductiva al soporte para así poder almacenar información.
Este tipo de unidades de memoria de tamaño tan reducido se denomina memristor, por fusión de las palabras memoria y resistor. Se trata de soportes donde la resistencia actual depende de la cantidad eléctrica que ha fluido anteriormente por el dispositivo. Es una tecnología que se está demostrando determinante en estos soportes que podrían ofrecer una capacidad de hasta 25 Tb por centímetro cuadrado, es decir, cien veces más densidad de memoria que los soportes comercializados actualmente.
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