La polémica se originaba la semana pasada. Mozilla acusaba a los de Redmond de impedir la ejecución de navegadores de la competencia en su SO Windows RT. Esta denuncia fue poco después apoyada por Google.
Con la sombra de una acusación de monopolio persiguiendo a Microsoft, ahora ha sido la Unión Europea quien se ha pronunciado sobre el caso, como ha recogido Cnet.
Las autoridades han reiterado su postura contraria a cualquier posible práctica monopolística en territorio europeo y mostrado la voluntad de vigilar al gigante de software para que se cumplan los acuerdos firmados con la Comisión sobre el uso de navegadores.
Los de Redmond se comprometieron en 2009 a acatar las normas antimonopolio, después de que los reguladores concluyeran que la integración de Internet Explorer en el SO Windows “afectaba a la competencia entre navegadores de internet”.
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