La tarjeta de visita definitiva para los Apple fanboys: una pantalla de iPhone
En todo encuentro profesional en el que se precie se producen múltiples presentaciones esa rutina de intercambiar tarjetas de visita (algo llevado al extremo en “American Psycho“) como forma de dejar algo de huella en nuestros contactos. La inmensa mayoría de dichas tarjetas terminan desechadas y sólo unas pocas escogidas terminan guardadas no tanto por utilidad (que es de lo que se trata) como por la originalidad de la misma en diseño, forma, material…
Está claro que la tarjeta de visita que este ingeniero de Apple decidió usar para identificarse no pasará desapercibida gracias al soporte escogido: la pantalla Gorilla Glass de un iPhone. Absolutamente llamativa, desde luego, pero antes de que salgáis corriendo a encargar unas cuantas os haremos una advertencia: toda la protección contra arañazos que proporciona este material se vuelve en su contra en lo referente a los golpes e impactos. Es decir, se trata de una tarjeta de visita tan singular comofrágil, hasta el punto de que casi podríamos bautizarla como “mírame y no me toques” a pesar de provenir de una pantalla táctil.
Al precio nada barato de este componente producido por Corning hay que sumarle el coste de la inscripción láser, con lo que parece claro que no se trata de la típica tarjeta de visita para ir repartiendo a diestro y siniestro como si nos hubieran regalado una caja con 5.000 de esas tarjetas, más bien se trata de algo para escoger muy mucho a quién se le entrega… o simplemente encargas un par para llevarla contigo y enseñarla a las amistades.
Esta tarjeta en concreto fue realizada por un amigo del ingeniero (cuyo nombre ha sido borrado de la fotografía para preservar si privacidad) con un objetivo bien claro: no para ser repartidas sino casi para llevarla a modo de acreditación de identificación de manera que llame la atención de los asistentes a encuentros profesionales que al verla sentirán curiosidad y entrarán en contacto contigo aunque sólo sea para preguntarte por tan original uso de un objeto que, en realidad, estamos hartos de verlo.
vINQulo
