La SOPA, entre el control de la piratería y el fin de Internet
La polémica norma impulsada por el congresista republicano Lamar Smith, de momento paralizada, está enfrentando a gigantes como Apple y Microsoft con las grandes redes sociales
Los detractores
Los ataques de Rupert Murdoch han salpicado también al mismísimo Barack Obama. La razón no es otra que la capacidad del presidente para vetar la aplicación de la SOPA, en caso de su hipotética aprobación por parte de la Cámara de Representantes, y la postura contraria que últimamente han manifestado algunos de los componentes de su equipo más cercano. En este sentido, tres funcionarios de la Administración Obama señalaron recientemente en su blog que los esfuerzos para combatir la piratería en ningún caso pueden “poner en riesgo que se censure la actividad online legal”. De este modo, el entorno del presidente se ha sumado a la postura que ya venían defendiendo en el Parlamento de EEUU los también demócratas Nancy Pelosi, Ron Paul y Darrell Issa.
Estas palabras son, a juicio de Murdoch, el reflejo de la cesión de Obama a las presiones de Silicon Valley, pues ha sido en la cuna de las nuevas tecnologías donde se ha organizado la principal oposición contra la SOPA, liderada por nombres propios tan relevantes como eBay, Facebook, Foursquare, Google, GrooveShark, Mozilla, PayPal, Wikipedia, The Huffington Post, LinkedIn, OpenDNS, Redit, Tumblr, Twitter, Zinga o Yahoo!
En este sentido, Google, Facebook, Yahoo!, eBay y Twitter lanzaron recientemente un comunicado en ‘The New York Times’ reconociendo su preocupación por una medida que supone “un serio riesgo para la innovación y la generación de empleo” aportadas por la industria tecnológica, así como “para la seguridad cibernética del país”. En definitiva, estas empresas han optado por abrazarse al siempre recurrente patriotismo americano, idéntico argumento al utilizado por Lamar Smith y sus partidarios, aunque en este caso para defender la postura contraria.
Pero la oposición a la SOPA va más allá del ámbito empresarial. Organizaciones humanitarias y ONG como Reporteros Sin Fronteras, Avaaz o Human Rights Watch también atacan la medida, por considerarla una forma de censura previa que se sirve de los mismos medios que ya utilizan despiadadas dictaduras como China, Siria o Irán. De igual modo, la organización sin ánimo de lucro Creative Commons se ha sumado al rechazo, porque, a su entender, la SOPA “amenaza el funcionamiento, la libertad y el potencial económico de Internet”, es una vía rápida para cerrar webs, crea conflictos entre los servidores DNS, da más poder a los hackers para realizar ataques cibernéticos y promueve “la censura a nivel global”.
Por otra parte, Creative Commons entiende que la ley perjudicará especialmente al software libre y a los contenidos de libre acceso, ya que “aumentará drásticamente tanto los costes como los riesgos de la creación de plataformas para el intercambio y la colaboración, desde los blogs a los proyectos comunitarios masivos, como Flickr, YouTube o Wikipedia”. Precisamente esta comunidad virtual ha sido la primera en pasar a la acción, cerrando hoy, 18 de enero, su sitio en inglés durante 24 horas y reemplazándolo por un mensaje que alerta sobre lo que podría pasar si EEUU aprueba la SOPA.
La siguiente manifestación virtual, de la que ayer decidió desmarcarse Twitter por considerarla “una estupidez”, podría producirse el próximo 23 de enero, cuando más de 150 empresas, entre ellas Google, Yahoo!, Facebook, Amazon, Mozilla y la propia Wikipedia, han llamado a protagonizar un apagón mundial en Internet como forma de protesta contra la SOPA. Además, la oposición a la ley ha puesto en marcha otras plataformas mediante las que hacer oír tanto sus argumentos como las consecuencias de la hipotética aprobación de la norma, siendo Stop American Censorship y Salvemos Internet las más importantes.