La revolución de los ‘miniPC’
Llegaron hace sólo dos años, pero han causado sensación. Son los responsables de que las ventas de ordenadores no se hundan y han creado una nueva necesidad en los usuarios, la movilidad.
Mini-PC, ultraportátil, ‘netbook’, mini-notebook, miniportátil… Todo el mundo habla de ellos y ni siquiera sabemos bien cuál es el término más adecuado para referirse a estos pequeños ordenadores que desde hace dos años se han colado en nuestra vida y han revitalizado el mercado de manera considerable, salvándolo de un hundimiento de ventas brutal en esta época de crisis.
Para aclararnos, un netbook (nombre que según la compañía británica Psion no deberíamos utilizar porque al parecer lo había registrado como marca comercial hace años, es un ordenador de bajo coste, de pequeñas dimensiones, que aporta a los usuarios mayor autonomía para navegar en Internet desde cualquier lugar, así como la posibilidad de hacer tareas poco complicadas como utilizar un procesador de textos.
Sí que es cierto que son equipos más limitados en potencia que los portátiles tradicionales o de sobremesa, por lo que realizar tareas como la edición de audio y video pueden resultar imposible, así como hacer correr juegos con carga gráfica muy pesada. Funcionan con Windows XP o el sistema Android de Google, aunque también pueden encontrarse algunos dispositivos con Linux.
La primera empresa que creó un miniportátil fue Asus, quien mostró su primer Eee PC -como denomina ella a estos equipos- en la feria Computex que se celebró en Taipei en junio de 2007.
Al mercado el equipo llegó con cierto excepticismo en noviembre de ese año. Realmente no sabía cómo iba a reaccionar el consumidor ante los nuevos equipos limitados en tamaño pero con grandes prestaciones para su uso en movilidad, y todo ello a un precio reducido.
Sin embargo, la respuesta fue muy buena. Tanto, que el resto de fabricantes se ha apresurado para sacar al mercado sus propios miniportátiles… y éste ha visto cómo con la crisis económica no se hundían sus resultados gracias a las ventas registradas de estos pequeños equipos. Si no hubiera sido por ellos, el desastre hubiera sido mayúsculo.
Al usuario le importa poco que el ‘mini-notebook’ sea un equipo con menor capacidad que un portátil tradicional. Ni siquiera el precio, ya que no lo adquiere para ahorrarse dinero en lugar de gastar más en otro equipo.
De hecho, el consumidor le da otra utilidad diferente y ha convertido al ‘netbook’ en un PC de segundo uso. Es decir, quien adquiere un miniPC lo hace porque ya tiene un sobremesa o un portátil tradicional y quiere darle un uso diferente.
En este sentido, la palabra clave es la movilidad. El usuario desea estos equipos para poder estar conectado a Internet en cualquier lugar, o para llevarlo en el bolso y poder acceder a sus documentos y aplicaciones ofimáticas en todo momento. En este sentido, los ‘mini-PC’ están llamados a ser los sustitutos de las agendas electrónicas.
Estas conclusiones han sido refrendadas por el estudio que ha llevado a cabo la consultora GfK, a solicitud de Toshiba, y que analiza las tendencias de uso de los miniportátiles a nivel europeo. “Incluso el precio no se encuentra entre las variables más imporantes cuando deciden comprar un mini portátil”.
De acuerdo con este estudio, los consumidores europeos perciben los miniportátiles como un dispositivo dirigido a ser un complemento de sus actuales equipos informáticos, ha señalado a este respecto Alan Thompson, vicepresidente ejecutivo para Europa de la división de informática de la compañía japonesa.
Del informe se extrae que los individuos están en consonancia con las teorías que afirman que se está desarrollando la nueva era “multidispositivo”, en la que los usuaros quieren disponer de varios dispositivos informáticos interconectados entre sí para utilizar cada cual dependiendo de la situación en la que se encuentre.
Como veremos en el siguiente apartado, también en esto, los españoles somos diferentes.
La consultora GfK, a petición de Toshiba, ha llevado a cabo un interesante estudio -el primero en este ámbito- sobre el uso que se le da a los ultraportátiles en Europa.
El informe da resultados curiosos, ya que si bien todos los ciudadanos europeos valoran sobre todo la movilidad que facilitan estos equipos, no todos los utilizan de la misma forma. En eso los españoles volvemos a demostrar que “somos diferentes”.
A la hora de comprar el dispositivo, a los españoles el tamaño sí les importa. Esta es la primera razón, por encima de la movilidad, para el 35,4% de los usuarios para hacerse con uno de estos equipos. La segunda queda como opción principal para el 17,2% de los usuarios. En otros países como Reino Unido o Aemania, las cifras se invierten completamente. De hecho el 48,4% de los germanos lo que más valora es la movilidad, por encima del tamaño (39,9%). En Reino Unido gana la movilidad con un 33% en comparación con el 18% del tamaño.
Mientras que en otros países como Francia o Polonia, se suele compartir más el uso de este dispositivo, los españoles consideramos el miniportátil como un “tesoro personal”. El 73,6% de los nacionales asegura que es la única persona que utiliza el miniPC.
En cuanto al uso que se le dará al equipo, los españoles señalan l a navegación por Internet en cualquier lugar como primera opción, seguida de la posibilidad de enviar correos electrónicos, realizar trabajos básicos o visualizar fotografías.
En el resto de países de Europa el envío de correos es la principal opción, seguida de la navegación, lo que explica también el fenómeno de que estos equipos estén sustituyendo cada vez más en el Viejo Continente a otros productos para el envío de e-mail como la tradicional Blackberry.
Cabe destacar también del informe que mientras en los países más occidentales se concibe el miniportátil para uso privado, en los del Este sí que se contempla también para uso profesional. Especialmente llamativo es el caso de Polonia, donde el 61% de los usuarios asegura que también lo utiliza en el trabajo. En España, este porcentaje es del 46,4%.
A nivel europeo se ofrecen también datos curiosos: El 61,2% de los europeos ha comprado su dispositivo en un establecimiento especializado de informática, mientras que el 14,2% lo hizo en un supermercado. Tan sólo el 10,6% lo hizo a través de Internet.