El mundo de la impresión 3D tiene muchas utilidades en el ámbito empresarial y doméstico. Está revolucionando industrias como la automoción, el diseño o la medicina y también puede ayudarnos a llegar mucho más allá en la carrera espacial.
La primera impresora 3D, fabricada por la compañía Made In Space, ha sido instalada con éxito a bordo de la Estación Espacial Internacional y ya funciona. De hecho, según informa Cnet, ha imprimido exitosamente su primer objeto: una pieza de la propia impresora, una placa frontal de la cabeza de impresión extrusora. Se trata de una prueba para comprobar que los astronautas son capaces de fabricar sus propias piezas y herramientas en microgravedad.
“Cuando el primer ser humano fabricó una herramienta partiendo de una roca, no podría haber imaginado que un día estaría replicando la misma idea fundamental en el espacio”, ha señalado el CEO de Made In Space, Aaron Kemmer. “Nos fijamos en el funcionamiento de la impresora 3D como un momento de transformación no solo para el desarrollo espacial, sino también para favorecer la capacidad de nuestra especie de vivir de fuera de la Tierra”, añade.
Contar con este gagdet a bordo de la Estación Espacial supone muchas ventajas y abre un horizonte muy interesante para el hombre más allá de la Tierra. En primer lugar, permite reducir al mínimo los gastos de envío de piezas y herramientas desde el planeta. Al margen de eso, agilizará la autosuficiencia de la EEI, de modo que los astronautas podrán fabricar lo que necesiten en tan solo unos minutos y con los planos correspondientes. Pero antes de eso, aún hay que hacer mejoras.
Con el equipo a bordo, los astronautas testearán la impresión de una amplia variedad de cupones de prueba, piezas y herramientas, que serán enviados a la Tierra para ser comparados con los mismos objetos conseguidos por una impresora idéntica. Se chequeará su resistencia a la tracción, torsión, flexibilidad y otros factores. Con las conclusiones de la comparativa, Made in Space producirá otra impresora 3D perfeccionada preparada para la microgravedad que será enviada a la estación a principios de 2015.
“Los resultados del experimento servirán de trampolín para importantes capacidades futuras que permitirán la reducción de piezas de repuesto y la masa en una nave espacial, que cambiará las arquitecturas de la misión de exploración para mejor”, explica Mike Snyder, director de I+D de Made In Space e investigador principal del experimento. “Los componentes de fábrica a demanda producirán programas espaciales menos dependientes de la tierra y más fiables en un futuro cercano”.
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