Parece que algunos vendedores de software y departamentos de TI empiezan a reconocer la necesidad de adaptar los sistemas operativos a las distintas necesidades de los clientes, mejorando la experiencia del usuario, reduciendo los costes de soporte y aumentando la seguridad. Matthew Richards, del Knowledge Center de eWEEK, explica las fuerzas que están detrás de esta personalización masiva de los sistemas operativos, los obstáculos que existen con Linux y el paso hacia un entorno de sistemas operativos más eficientes y de mayor rendimiento.
Hace poco, mi mujer decidió que quería comprar un coche. Se puso delante del ordenador para estudiar las distintas opciones y modelos, eligiendo el color y las funciones que mejor se adaptaban a lo que ella quería. Unas semanas más tarde, al salir del concesionario montada en su flamante coche, se sintió como si hubiese comprado un coche diseñado por ella misma. Esto era exactamente lo que el fabricante quería.
Fabricantes de todo tipo han cambiado su capacidad de producción para servir mejor a los gustos individuales de los clientes. Están produciendo de forma masiva artículos altamente personalizables para llamar la atención a un número variado de clientes. El usuario consigue exactamente lo que quiere (siempre y cuando se encuentre entre las opciones que ofrece el fabricante) y el fabricante mantiene sus economías de escala porque fabrica componentes estándar. De esta forma, los fabricantes pueden producir y permitirse artículos que se adaptan a las necesidades individuales pero a un precio razonable.
Esta práctica se conoce como “personalización masiva” y se utiliza para una gran cantidad de artículos, desde móviles hasta portátiles y mobiliario. La personalización masiva del hardware también es habitual. La informática móvil, los thin-client, las máquinas virtuales y la informática en nube son unos cuantos ejemplos. Sin embargo, y aunque resulte extraño, la personalización masiva en los sistemas operativos es prácticamente inexistente, aunque en el apartado de navegadores compañías como Microsoft ya ofrecen herramientas como IEAK, analizada recientemente en eWEEK.
Los sistemas operativos siguen vendiéndose en paquetes inamovibles que minan los recursos tecnológicos de las empresas. Como cualquier profesional de las TI sabe, operar, mantener y actualizar continuamente un sistema operativo consume mucho tiempo y está lleno de peligros. Como los sistemas operativos se construyen para soportar cualquier función software, suelen ser bastante pesados y torpes. En realidad, la mayoría de los entornos informáticos sólo necesitan una pequeña fracción de lo que ofrecen estos sistemas masivos. Los componentes adicionales no suponen sino una carga para las corporaciones.
Todo el mundo en la empresa tiene el mismo sistema operativo. Esto significa que muchos empleados tienen acceso a potentes herramientas que en realidad no necesitan. Podrían sin querer acceder a información confidencial y poner los valores de la compañía en peligro. ¿No sería más lógico que se aplicaran prácticas de personalización también en el sistema operativo? Esta idea –conocida en inglés como JeOS (Just enough Operation System o sólo el OS que necesitas)- está imponiéndose en aquellas empresas que quieren reducir costes de soporte, ser más eficientes y reducir los riesgos. La adaptación del sistema operativo deja menos huella tecnológica, lo que se traduce en mejor rendimiento, manejabilidad y alta protección.
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