A todos nos puede venir bien en algún momento la posibilidad de fabricar una pieza concreta que necesitemos, probablemente por extravío o rotura de la que estábamos empleando. En nuestro caso la molestia en caso de no disponer de un recambio a mano supone tener que salir a la calle y encontrar el establecimiento donde vendan el repuesto o en su defecto pedirlo por Internet y ya vendrá un mensajero a traerlo a casa. Pero en el espacio todo se complica.
De ahí que sea especialmente útil y práctico (cuando no cuestión de vida o muerte) el hecho de poder fabricar allá arriba cualquier pieza que sea necesaria. Y una de las primeras en poder ostentar orgullosamente una inscripción del tipo “Made in Space” es la que puedes ver en la fotografía adjunta mientras la sujeta el astronauta Barry Wilmore. En este caso el factor añadido de singularidad deviene de que los planos conteniendo el diseño de la herramienta en cuestión se envió mediante correo electrónico desde la base en tierra de la NASA. De ahí que sin ser excesivamente metafóricos nuestro titular se refiriese al envío de una herramienta por email al espacio.
De este modo se evita una espera que puede llegar a ser de varios meses en caso de que a bordo de la ISS (siglas en inglés de Estación Espacial Internacional) se necesaria una pieza que tiene que ser enviada desde la Tierra en la próxima cápsula en la que llegarían el resto de materiales que periódicamente suben hasta allí, desde alimentos a módulos para llegar a cabo diversos experimentos.
Ahora, y siempre que en la ISS dispongan de la “tinta” (material plástico, cerámico o incluso metálico) necesaria para llevar a cabo impresiones 3D, cualquier objeto, herramienta, pieza… que haga falta podrá ser diseñada en la Tierra, enviado por email el diagrama con el que alimentar a la impresora 3D y tenerlo listo para usar en pocos minutos.
En este caso el grupo detrás de esta fantástica tecnología se denomina precisamente Made in Space y son los responsables no solo de haber facilitado la impresora 3D que hay a bordo de la ISS sino de diseñar mediante CAD esta herramienta, enviando a la NASA el fichero G-code que permite imprimir el objeto a fin de que se les remitiese a la estación espacial.
Hasta el momento son ya 20 los objetos que se han confeccionado en el espacio mediante impresión 3D, y posteriormente se enviarán a la Tierra para ser analizados y comprobar las características de la impresión 3D realizada en gravedad cero, comprobándose si es tan efectiva como la que se lleva a cabo sobre la superficie del planeta, especialmente lo que se refiere a los efectos a largo plazo de la microgravedad durante el proceso de impresión 3D y si afectan a su estructura.
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