Hay empresas que han nacido específicamente para llevar el negocio de la música a un nuevo nivel, llámese Spotify, Pandora o de otra manera. Para insuflar la tradición de vida nueva. Para explotar el potencial que todavía encierra este arte en plena era de la revolución digital, cuando las posibilidades de descubrir artistas y escuchar canciones se multiplican. Cuando la visitas a las tiendas de discos de toda la vida se encuentran en decadencia. Y existen otras compañías, mientras tanto, que conscientes de que la opción de ofrecer música por Internet es sólida, y quizás el único camino para toda una industria, se están apuntando por igual a los métodos de streaming. Es el caso de firmas tecnológicas ya asentadas en medio mundo como Apple, Google o Microsoft, que comenzaron identificándose con gadgets, un buscador y recursos de software. Pero que tampoco son ajenas al contenido que se consume online.
La Asociación Estadounidense de la Industria Discográfica reconoce descensos en los ingresos por venta de discos físicos y también en las propias descargas de música. Al mismo tiempo, habla de crecimiento a la hora de analizar los servicios online para escucha, ya sea gratis, obligando a sus usuarios a tragar anuncios a cambio del disfrute de acordes que ellos mismos seleccionan, o pagando. Por ejemplo, las suscripciones a este tipo de herramientas habrían aportado ya un 25 % más de dinero durante la primera mitad del año. Las radios digitales libre de costes han mejorado su rendimiento de manera similar, un 22 %. Esto lleva a que el streaming de música haya conseguido rebasar, de manera inédita en su historia, la barrera de los 1.000 millones de dólares en ingresos.
Las aportaciones de distintos actores a la música online no dejan de surgir. En vez de amansarlos, la música los está llevando hacia una interesante batalla de aplicaciones, precios, catálogos y funcionalidades, de la que todos quieren salir airosos. Algunos destacan más que otros. Los hay que atesoran comunidades de fieles que se cuentan por decenas de millones de personas. Que han establecido acuerdos exclusivos. Que acumulan experiencia. Pero, a punto de terminar 2015, lo cierto es que la propuesta de difundir música por Internet no ha hecho más que comenzar, está en sus inicios. Tan sólo en los últimos días, las propias Apple, Pandora, Spotify y Google, a través de YouTube, han anunciado novedades en sus plataformas musicales. Dos de ellas están relacionadas con otros contendientes de las difusiones de contenido sonoro, Rdio y Beats Music. A esta lista se suma, además, una iniciativa por parte de WeTransfer.
Apple tiene iTunes y la tienda de aplicaciones App Store. El pasado mes de junio, a mayores, decidía arrancarse a competir con el servicio Apple Music, que funciona a la vez como herramienta de streaming y emisora de radio con retransmisiones en directo. Otra de sus característica consiste en la posibilidad de unir a aficionados y artistas a través de Connect. Tras introducirse en iPhones, iPads, iPods touch, Macs y PCs, este noviembre ha extendido su disponibilidad a dispositivos móviles que operan con Android. Se trata de la segunda aplicación que la firma de la manzana mordida crea para este sistema operativo rival, tras Move to iOS, y eso ya dice mucho de sus intenciones. En el futuro cabe esperar mejoras, como la adición de videoclips, ya que Apple Music para Android se ha lanzado en forma de beta.
Otra consecuencia de esta aventura de Apple en el campo de la música es el inminente cese de las operaciones de Beats Music, que viene de ser anunciado para el 30 de noviembre y que conllevará la cancelación de aquellas cuentas que todavía existan por ahí. Esta decisión es tajante. Aunque no debe sorprender demasiado, sobre todo si se recuerda que la empresa que creó el servicio en su día, Beats, fue adquirida por Apple hace más de un año, en 2014. Desde entonces sus recursos han sido aprovechados, sin ir más lejos, para el desarrollo de la radio en directo Beats 1 de Apple Music. A quien también habrá que decirle adiós es a Rdio. Inmerso en problemas de dinero, con declaración de bancarrota de por medio, su servicio tal y como se ha conocido hasta la fecha va a desaparecer. Uno de sus rivales, Pandora, ha decidido comprar parte de sus activos, desde la tecnología a la propiedad intelectual, pasando por el personal. La transacción está valorada en 75 millones de dólares.
¿Hay que interpretar esto como un fracaso? ¿Como una esperanza? El CEO de Rdio, Anthony Bay, ha declarado que “el equipo de Rdio construyó una plataforma de productos y tecnología aclamada que ha llevado innovación constantemente a la joven industria de streaming” y que es positivo que “muchos miembros del equipo de Rdio vayan a continuar dando forma al futuro de la música en streaming”, “en un escenario aún más grande”. Por su parte, su homólogo en Pandora, Brian McAndrews, considera que esta fusión ayuda a definir “el próximo capítulo de la historia de crecimiento” de su compañía. “Añadir la impresionante tecnología de Rdio y gente con talento acelerará nuevas dimensiones y mejoras en nuestro servicio. No podría ser más optimista sobre el futuro de Pandora y el futuro de la música”, valora este directivo, ya sea en “streaming por radio, a la carta o en persona en eventos en vivo”.
McAndrews defiende la creación de “la fuente definitiva para que los fans descubran y celebren la música”. Esto es, “dónde y cómo los fans quieran escuchar música, tenemos la intención de ser su destino”. Y ése es un objetivo que comparten sus competidores. Todos quieren ser el referente de la música por Internet. Quieren vender canciones. Quieren crear un vínculo con sus usuarios e incluso ir un pasito más allá, ayudando a profundizar en la realidad de las bandas o los cantantes con los que acuerdan la difusión de sus trabajos. Desde hace una semana, Spotify ha pasado de ofrecer simples canciones, previa búsqueda o recomendación, a informar sobre conciertos que está previsto que se realicen cerca del lugar en el que se encuentran sus usuarios. Es algo a lo que pueden acogerse dueños de terminales iOS y Android, en cualquier sitio, en base a sus gustos personales. Y, mediante, una asociación con Songkick, éstos podrán comprar asimismo las entradas.
En cuanto a Google, ha dejado claro que no le llega con Google Play Music. La compañía de Mountain está explotando la colección de contenido de YouTube y sus años de recorrido para probar suerte en paralelo con YouTube Music. Estrenado el 12 de noviembre en Estados Unidos, como aplicación para Android y iOS, este servicio está pensado tanto para escuchar como para ver música. Junto a las canciones y las imágenes en sí, aporta letras, escenas de espectáculos, mezclas y versiones. Y, como otras, irá a por la personalización. Sin embargo, habrá experiencias y experiencias. Quienes estén dispuestos a pagar para hacerse con YouTube Red, la nueva alternativa sin anuncios de esta popular plataforma de vídeos, se librarán de los cortes y de la necesidad de conectarse a Internet.
Por último, se ha revelado que WeTransfer aportará su propio granito de arena al streaming de música, lo que le permitirá diversificar su negocio cloud, complementando el actual negocio de envío de archivos. También debería servirle para traspasar fronteras. Se convertirá así en el nuevo componente de un renovado mercado musical en el que junto a Apple Music, Google Play Music, YouTube Music, Pandora y Spotify existen otras herramientas. Microsoft apuesta por este espacio con Groove, que hasta la creación del sistema operativo Windows 10 se llamaba Xbox Music. Amazon hace lo mismo de la mano de Prime Music, que se halla vinculado a la membresía Amazon Prime. Y Samsung, por señalar un tercer caso, introdujo en su momento Milk Music para la web y dispositivos Galaxy. El mercado es variado y está en plena ebullición.
Girará en torno a tres temáticas: desinformación, contrainteligencia y credenciales expuestas.
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