La movilidad en vacaciones
Hace ya mucho tiempo que la movilidad como concepto ha adquirido carta de naturaleza.
Hace unos años la llegada del verano suponía una oportunidad para lucir el portátil. Los ejecutivos lo llevaban allí donde fueran a veranear para poder estar al tanto de la marcha de su empresa. Era como un privilegio que requería además de una voluntad inquebrantable para cargar con aquello y todos sus aditamentos como la pesadísima fuente de alimentación que era imprescindible. Buscar una conexión y que funcionara era otro de los retos.
Hoy el panorama es muy distinto. Las herramientas de movilidad (PDAs, portátiles, etc.) van indisolublemente unidos no ya a los ejecutivos, sino a casi todos los trabajadores con ciertas responsabilidades. Tampoco las vacaciones son como antaño y ahora hay más necesidad de estar conectado desde cualquier sitio pues el negocio manda. Afortunadamente, hoy es mucho más fácil mantenerse conectado desde casi cualquier punto del globo con muchos menos cachivaches, mayor autonomía y un Internet omnipresente.
Entre esos cambios producidos a medida que hemos ido pasando desde el siglo pasado hasta el vigente hay uno de fondo que muchas veces no se tiene en cuenta pero se sufre. Una de las grandes diferencias entre los dos siglos es que los trabajadores en su tiempo libre quedaban desvinculados de su mundo laboral y hoy eso es imposible. Las llamadas de los clientes al móvil del comercial que está en la playa son el pan de cada día. La inquietud por los cambios tan rápidos que se producen en cualquier negocio han convertido la desconexión en algo muy difícil de conseguir, aunque sea por unos días.
Por eso es tan importante en época estival saber dónde se apagan todas esas herramientas porque también es muy importante para el empleado poder disfrutar de alguna parada técnica a lo largo de cada año.