La mayoría de los despliegues de IoT son locales y gestionan menos de 2.500 dispositivos

El 40% de los expertos declara que verá los resultados de la implantación en 1 ó 2 años.

Especial desde Roma

Como no podía ser de otra forma, el encuentro NetEvents también ha tenido un hueco para hablar sobre IoT. Es el concepto de moda aunque Jeremiah Caron, vicepresidente de la consultora Current Analysis, cree que es una tecnología que tiene ya “unos cuantos años”.

“De hecho, los sensores se han utilizado en industrias verticales como la energética durante muchos años”, ha declarado sobre el escenario.

En su intervención en el marco del congreso que se celebra estos días en Roma ha hecho una radiografía de lo que realmente está pasando con esta tecnología, alejándose de convencionalismos y con cifras que arroja un estudio recién salido del horno.

IoT es un hype (concepto de moda) pero está ocurriendo de verdad y su impacto es enorme, ha dicho.

En informe, que se ha basado en entrevistas a más de 1.000 profesionales corporativos, deja diversos titulares. Probablemente, nos explica más tarde en una conversación privada, es la aproximación más reciente a una industria llena de términos marketinianos.

La principal aplicación de IoT son los sistemas de seguridad, seguida por la monitorización de empleados, la gestión energética, las pruebas de producto, los controles de calidad y por supuesto, la monitorización de activos.

A pesar de que algunos verticales llevan aplicando IoT a sus procesos desde hace tiempo, lo cierto es que es un fenómeno que está en sus inicios. La mayoría de despliegues incluyen menos de 2.500 dispositivos. “Esto es muy poco”, revela Caron. Claro que es lógico. “Hay que empezar poco a poco, es normal”.

La mayoría de los despliegues (el 24%) son locales. Una minoría tiene un carácter global.

Lo verdaderamente interesante de IoT es que muchísimos sectores están invirtiendo. Ya ha dejado de ser una tecnología orientada a verticales para expandirse a sectores como el Cloud, Infraestructura de Software, equipamiento de redes, capacidad de redes, servidores, almacenamiento y sensores.

Los beneficios que revela el estudio son los que ya conocemos. Aumento de la eficiencia operacional, reducción de costes -al principio no, ya que hay que invertir, advierte Coran-, aumento de ingresos y mejora de toma de decisiones y aumento de ingresos que llegan de nuevos productos y servicios.

Los principales retos a los que han aludido los entrevistados son, como no podía ser de otra forma, las cuestiones de seguridad y las preocupaciones sobre privacidad, aunque también nombran la dificultad de justificar los costes y el valor real de la implantación a los accionistas. Claro que las dificultades de defender el valor de un proyecto frente a los inversores es algo que ocurre con la implantación de tecnologías más tradicionales.

Precisamente uno de los aspectos a defender frente a las elites inversoras es la cuestión del timing. ¿Cuándo veremos los resultados de la implantación de IoT? Sólo el 10% de los encuestados ha respondido que inmediatamente. Un llamativo 40% ha dicho que la media está en uno o dos años.